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 sábado, 02 de octubre de 2004

Singular sanción a un pícaro en rueda de presos
Cambió de lugar para dificultar la identificación de un sospechoso. Lo condenen o no, tendrá 10 días de arresto

Estaban en plena rueda de reconocimiento. Al otro lado del vidrio la víctima esperaba que corrieran las cortinas para constatar si entre los hombres que iban a mostrarle estaba quien le había robado. Cada uno de los integrantes de la rueda ocupaba su lugar y llegó el momento de practicar el acto. Fue entonces cuando el juez advirtió que dos de los sujetos se cambiaron de lugar justo antes de quedar frente a quien debía decir si entre ellos estaba o no el asaltante.

Por este gesto, que los detenidos repitieron dos veces más pese a las severas advertencias que recibieron allí mismo, uno de sus protagonistas acaba de recibir una sanción casi sin precedentes: de yapa, deberá cumplir con diez días de arresto cuando quede libre en la causa por la que ya está detenido.

El episodio ocurrió los primeros días de mayo de este año. El juez de Instrucción Jorge Eldo Juárez investigaba un robo a mano armada y tenía un sospechoso detenido. Quería ponerlo frente a la víctima para ver si esta persona lo reconocía o no como el autor del robo. Se trataba de una medida crucial para esclarecer el hecho y, por la misma razón, para definir la situación procesal del sospechoso.

Juárez ordenó la realización del reconocimiento y, como siempre ocurre en estos casos, la rueda se completó con otros detenidos. En total eran cinco. Estaban ubicados en línea e identificados sólo con un número. La víctima se pararía frente a ellos, sin que pudieran verla, y diría si veía allí al delincuente que la encañonó para robarle.

Fue entonces cuando al sospechoso cambió su lugar con otro de los integrantes de la rueda. El juez lo vio, detuvo el acto y le advirtió que tenía facultades para sancionarlo. "Puedo darle hasta 15 días de arresto", le dijo. Aun así la operación se repitió dos veces más y en ambos casos se frustró porque el preso reiteró la avivada. Después no hubo más: Juárez interrumpió la medida y sancionó al recluso que en complicidad con su sospechoso intentó alterar el resultado de esa prueba.

Luego, ante la apelación planteada por el reo, dos magistrados de la Cámara Penal avalaron al magistrado. Ernesto Navarro dijo que al cambiar su lugar con el sospechoso el detenido logró "una clarísima alteración" del desarrollo normal de la rueda de reconocimiento. Y Otto Crippa sostuvo un argumento parecido. "Su intención era impedir el señalamiento del imputado", sentenció. La aventura había terminado.

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