Efemérides

Un 5 de septiembre

Guillermo Zinni / La Capital

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De 1857: Muere el filósofo francés Augusto Comte, el "Padre del positivismo"
El filósofo francés Augusto Comte, considerado el "Padre del positivismo" y uno de los pioneros de la sociología, nació en Montpellier el 19 de enero de 1798. Desde muy joven rechazó el catolicismo y las doctrinas monárquicas. Cursó estudios en la Escuela Politécnica de París, de donde fue expulsado en 1816 por tomar parte en una revuelta estudiantil. Fue secretario particular del teórico socialista Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon, y en sus últimos años de vida padeció crisis de locura en las que se sumía durante prolongados intervalos de tiempo. Falleció en París el 5 de septiembre de 1857. La filosofía del positivismo consiste en admitir como válidos sólo los conocimientos que proceden de la experiencia y rechaza por lo tanto toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto. El hecho es la única realidad científica y la experiencia y la inducción sus métodos exclusivos. Pero al negar las leyes que interpretan y traspasan la experiencia, la ciencia queda reducida simplemente a una colección de hechos, lo que niega su razón misma de ser. Si bien algunos de estos conceptos se remontan a David Hume, Saint-Simon e Immanuel Kant, Comte fue el primero en acuñar el término "positivismo" y en darle sistematicidad. Pensaba que esta teoría debía ser tomada como una nueva religión cuyo objeto era el culto de la "humanidad", la que a su vez debía ser vista como un solo ser total y singular. En su famosa obra "Curso de filosofía positiva" (1853) sostuvo que cada ciencia o rama del saber debía pasar por tres estadios: el teológico o ficticio, el metafísico o abstracto y, por último, el científico o positivo. Del primero sostiene que es cuando se ve a los fenómenos como productos de la acción de agentes sobrenaturales. A su vez, la etapa metafísica no sería más que una simple modificación de la teológica, en donde los agentes sobrenaturales son reemplazados por abstracciones personificadas, héroes o mitos capaces por sí mismos de engendrar todos los fenómenos observados. La etapa positiva, en cambio, es donde la mente, reconociendo la imposibilidad de alcanzar conceptos absolutos, abandona la búsqueda del origen y el destino del universo y de las causas internas de los fenómenos y se limita al descubrimiento por medio de la razón y la observación. Para explicarlo da el ejemplo del fenómeno del sueño inducido por el opio: "Los árabes lo atribuyen a la voluntad de Alá; el estudiante de medicina de Moliére lo explica por un principio soporífico contenido en el opio, pero el fisiólogo moderno sabe que no puede explicarlo de ninguna manera: sólo puede observar, analizar y hacer experimentos con los fenómenos que resultan de la acción de la droga y clasificarla con otros agentes de carácter análogo".

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