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 domingo, 05 de septiembre de 2004

Lencería: viaje interior

El corpiño es un símbolo de la condición femenina. Los hombres que se visten de mujer buscan un buen sostén para efectuar su transformación, mientras que las mujeres que rechazan seguir los dictados mágicos rehusan de él. La situación no ha cambiado demasiado desde la época de los romanos, cuando las mujeres llevaban telas llamadas strophium para sostener sus pechos y significarse como mujeres civilizadas (llevar los pechos desnudos era tabú).

Las que los llevaban sin cubrir eran las bárbaras, precursoras de las feministas de los años 70 para quienes el corpiño era un símbolo de la fuerza opresora masculina para mantener subordinadas a las mujeres.

A medida que cambia la estética femenina cambia la estética de los sostenes. Mary Phelps Jacob fue quien diseñó uno de los primeros corpiños actuales, y en respuesta a la restricción de movimientos que imponía el corsé, Crosby creó en 1913 unos que contenían y separaban los pechos, usando dos pañuelos y una cinta.

Las mujeres de todas las épocas han recurrido a la falsificación para fingir un poco más lo que era un don natural. En la década de los años 70 se utilizaba como falso pecho un relleno que se añadía a la ropa para dar un poco más de forma.

Entre los ejemplos tempranos de pechos falsos se encuentran versiones del siglo XVIII, de cera, para llevar bajo vestidos de muselina. En 1885 era posible comprar unos de caucho indestructible, y hacia 1950 los corpiños armados fueron parte del engaño general (una explicación decía que inmediatamente después de una guerra, "el pecho femenino funciona como una especie de almohada nutricia y consoladora". La silueta más famosa fue la de Jane Russell en la película "Fuera de la ley", prohibida hasta 1950. La estrella se quejaba de que los corpiños le aplastaban o no le sostenían, de modo que H. Hughes, productor de la película, aportó los principios de la aerodinámica para encontrar la forma perfecta. Hughes utilizó sus capacidades como ingeniero para construir unos que sostuviesen los encantos de Russell.

En 1953 una reconocida marca de lencería saca a la venta el famoso sostén con forma de cono y cosido en círculo, y para aumentar el efecto de los pechos añadió rigidez en los extremos. Los diseños de Jean Paul Gaultier, en los años 80 y principios de los 90, los usó como metáfora del glamour de los •50.

Movimiento feminista

A finales de los años 50, las mujeres del movimiento feminista comenzaban a reaccionar contra los ideales de belleza. El provocativo libro The Female Eunuch ("El eunuco femenino") defendía el rechazo del corpiño lo que condujo a las feministas a quemarlos. El mito urbano de la quema de corpiños parece haberse originado en las protestas de un grupo de norteamericanas, en Nueva York, que clamando contra las normas de belleza del concurso de Miss América, los arrojaron a un cubo de basura, pero no hubo fogata. La actitud de prescindir del corpiño se imponía en aquel momento con el nombre de "look liberado"

El historiador de moda McDowell condenó la visión que los modistos tenían de la figura femenina en los años 90 y a propósito de los diseños de Gaultier afirmó que "los sujetadores cónicos, puntiagudos y estrafalarios no tienen ninguna relación con la forma de los verdaderos pechos, y son una broma cruel".

A los ojos de Gaultier, los pechos no se exhiben necesariamente sólo para deleitar a los hombres, sino que muestran una nueva versión del poder femenino que se interpreta como "una fantasía exagerada" en la que el pecho pasa a primer plano como símbolo fálico. Más allá de las opiniones, la obsesión por el pecho y los corpiños no ha desaparecido, y los fabricantes se ven obligados a mejorarlos continuamente ya que los estudios de mercado demuestran que las mujeres buscan la comodidad. Por esta razón se ha producido un cambio: ropa interior flexible, futurista y cómoda. El corpiño, como en otras épocas, se ha convertido en la prenda más emblemática del vestuario íntimo femenino.

Agustina Chianalino

Diseñadora

Fuente: "Lingerie,

un símbolo de estilo", de Caroline Cox

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Transparencias para lucir el corpiño.

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