| miércoles, 01 de septiembre de 2004 | Realidad o ficción Con la seguridad que sólo proporciona la experiencia, la corporación política activamente prepara un nuevo engaño para el electorado. Tiempo atrás, apenas dos años, se hablaba de que la crisis en la cual se encontraba la Argentina era de falta de representatividad. Se cargó las tintas sobre la falta de compromiso de la sociedad en su conjunto, con el quehacer político. Desde las cúpulas partidarias se incitaba al electorado a involucrarse. Hoy todo eso quedó tapado por un manto de silencio. En la Legislatura provincial los -en teoría nuestros- representantes, divididos en pequeños grupos
-unas especies de cofradías- dependientes de un gobernador, un senador, algún intendente, varios diputados nacionales y todos los minoritarios partidos de oposición, están de acuerdo en el nuevo fraude a la sociedad. Hace una década, para sostener el sistema representativo proporcional se implementó la ley de lemas como algo innovador. Hoy las internas abiertas simultáneas y obligatorias son la respuesta a la frustración del electorado. Si en su momento los lemas fueron una equivocación, esta última solución es una estupidez. Lo único que se conseguirá con este tipo de medidas es aumentar la deserción del electorado. ¿Cuándo comprenderán estos ilustrados que la democracia no solo es elucubrar soluciones mágicas diseñadas por constitucionalistas, sino también encontrar un punto de equilibrio con la simpleza que asegura la trasparencia, al poder ser comprendida por el común del electorado? Elector este que no tuvo la suerte de concurrir a una universidad -que sí ayudó a sostener con sus impuestos- y se siente molesto por no encontrar a quien lo represente, para canalizar institucionalmente sus reclamos. Por más que los ilustrados asesores constitucionalistas traten -por medio de una especie de alquimia política- de defender al sistema representativo proporcional -para que éste siga manteniendo el control hegemónico de la administración y gobierno en las cúpulas partidarias-, no pueden evitar que los políticos sigan aislándose del electorado, que se profundice la crisis de representatividad y todo el sistema pierda trasparencia. Tarde o temprano el sistema caerá y deberemos pasar al sistema uninominal. No existe otro método para que el ciudadano se encuentre representado y se termine con una oposición atomizada que no asegura ninguna alternancia.
Julio R. Sánchez, DNI 6.043.532
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