Víctima del monopolio

No suelen difundirse los problemas que tienen los usuarios de las empresas monopólicas en las pequeñas ciudades. En Firmat, por ejemplo,la única opción para los teléfonos fijos es Telecom. Nuestra localidad quedó al margen de la libertad de elección que tienen otros centros urbanos. Así es que padecemos las mismas dificultades de la privatización pero atados de pies y manos. A modo de ejemplo; en la zona donde vivo no puedo tomar el servicio de banda ancha que ofrece la misma empresa, para reducir el gasto de teléfono por Internet, porque la central de la que depende la línea que llega a mi casa es obsoleta. Mejor suerte tienen otros barrios de la ciudad. Como tampoco tenemos una oficina comercial de atención al público, recurrí al número 112 y un operador, con trato impersonal y cortante, me dijo que no había ni la más remota posibilidad de que se modernizara la central de la cual depende mi teléfono. La semana pasada recibí un folleto anunciando un nuevo servicio para poder utilizar Internet durante una franja horaria a costo reducido. Con un optimismo moderado, casi me ilusionó, llamé para informarme y, ¡oh!, sorpresa, tampoco puedo tomar dicho servicio porque la línea no es apta. ¿Cómo resuelvo esta situación tan inequitativa? No puedo cambiarme de empresa y la empresa que me tiene como usuaria cautiva no moderniza la central de mi línea telefónica. ¿Cuando se privatizó el servicio de teléfono las compañías concesionarias se comprometieron a realizar inversiones? ¿Quién controla si las realizaron? Más aún, ¿quién controla a las privatizadas en las pequeñas comunidades?

DNI 5.905.037