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 domingo, 29 de agosto de 2004

Vivencias, precauciones y riesgos de los médicos en zonas calientes
Los facultativos dicen sufrir "aprietes" y admiten que pagan "peaje" en algunos barrios. Cada servicio privado tiene su mapa del conflicto, que consultan para hacer nuevos socios. Para el Sies la violencia no creció

Leo Graciarena / La Capital

Un mes después de que la Asociación de Médicos de la República Argentina (Amra) denunciara que sus afiliados rosarinos sufren continuos "aprietes" cuando trabajan en los barrios periféricos no hubo cambios significativos en cuanto a la seguridad, según explicó Ricardo Allegretti, secretario general de la gremial. La afirmación de los médicos reflotó una serie de viejos y preocupantes planteos. Además del cuestionamiento gremial, la presencia de "zonas rojas" en los mapas de los prestadores privados de salud y la posibilidad nuevamente latente de que estas empresas dejen de asociar en barrios periféricos, colocan a los vecinos en el ojo del huracán. Si bien ningún registro estadístico permite hablar de un aumento en la cantidad de atracos a los médicos, es cierto que estos despliegan sus actividades en lugares donde la violencia se integra al paisaje no como algo excepcional sino cotidiano.

"En los centros de salud periféricos, según nos cuentan los mismos médicos, hay un poco más de presencia policial durante los horarios de atención" advirtió Allegretti. "Que sepamos, no se tomaron medidas especiales sobre la inseguridad en las ambulancias. Existe lo de siempre. Ante una situación de riesgo se llama a la policía y si hay un patrullero disponible te acompaña al lugar. Pero desde la denuncia no varió en nada en la prevención, que es a donde apuntamos", explica.

Los dirigentes de la Amra denunciaron el pasado 23 de julio ante las autoridades provinciales que los profesionales que trabajan en servicios de emergencia y en centros periféricos de salud padecen cotidianamente "aprietes" y "deben pagar un peaje para poder entrar a trabajar". Allegretti agregó entonces: "No sólo nosotros sufrimos el problema en todas las zonas rojas, como Las Flores o barrio La Cerámica, a los pacientes les pasa lo mismo".

"En esta situación los patos de la boda son el enfermo que espera auxilio y el médico que lo va a atender", grafica Allegretti. Según cálculos de Amra son cerca de un millar -médicos, paramédicos, enfermeros y choferes- los trabajadores que "exponen el pellejo" para realizar su labor. Pero también queda claro que el personal médico está sujeto a la misma inseguridad que padece el resto de los ciudadanos. Desde Amra resaltan que los contratos basura y la inestabilidad laboral son un agravante en la realidad de sus afiliados.

Hace dos meses y medio una médica que cubría una emergencia y su acompañante resultaron heridos en Centeno al 2300, cuando varios delincuentes los emboscaron para robarles. Esa fue la gota que derramó el vaso de la protesta. "Una compañera iba en un auto particular a hacer una atención a un domicilio en una villa. Le bloquearon el paso para asaltarla. Como maniobró y se pudo escapar, le pegaron tres tiros al auto. Zafó, pero fue herida. Inmediatamente después de esto, la médica pidió que la trasladaran a un consultorio, quería dejar de atender en la calle. La terminaron despidiendo", explica Allegretti. La médica, quien ya había sido asaltada en la misma zona en octubre de 2003, ahora está bajo tratamiento psicológico y sigue desocupada.


Visiones encontradas
"No notamos que haya un incremento en los robos en relación con los últimos dos años", cuenta por su parte Alejandro Parra, gerente de operaciones de la empresa de emergencia médica Ecco, con locación en Rosario, Córdoba y Tucumán. "Sobre la base de un montón de malas experiencias, tomamos medidas preventivas que hacen que felizmente tengamos controlados los incidentes", explica. "Por ejemplo, con Gendarmería firmamos un convenio hace dos años y nos ha ido muy bien. Todas las noches ellos nos prestan colaboración con personal para entrar a lugares en los que se nos hace muy complicado ingresar", resalta Parra.

Ecco es una de las empresas más representativas en el rubro de la emergencia privada. Entre ambulancias y autos tienen un potencial operativo en la calle de 55 unidades. Los abonados a esta empresa pagan un promedio de 10 pesos mensuales. "Evidentemente tenemos un mapa de zonas rojas, pero todo el que vive en Rosario sabe que hay zonas que son rojas de noche y cambian durante el día", comenta. "Tenemos una clientela que es gente de bien, humilde y trabajadora. Nos llaman por una emergencia y si viven en lugares de difícil acceso nos condiciona en la llegada para asistirlas. Pero como dirigentes de la empresa tenemos la obligación de velar por la seguridad de nuestros empleados por sobre los bienes materiales", explica el directivo.

Parra cuenta que "el último robo a una ambulancia nos pasó en febrero, pero hace poco más de un mes a uno de nuestros médicos por arrebatarle un maletín le rompieron la boca de una trompada".

San Lorenzo al 5300 ingresó el domingo 8 de agosto en la "zona roja" de una prestadora de emergencia médica. Allí, mientras el equipo de Alerta Médica -que trabaja para la empresa Bassi- asistía a una pequeña enferma, les robaron "hasta la campera de la doctora", como explicó horas después la madre de la niña. Handys, celulares, ropa, maletines con instrumental, algo de dinero o remedios, cualquier cosa que esté a mano para el arrebato es botín de los delincuentes.

Las empresas de emergencia, privadas y públicas, elaboran su mapa de peligro inminente sobre la base de los incidentes que les van sucediendo a sus móviles. Así comienzan a aparecer con tildes barrios como Las Flores, Triángulo, La Cerámica, Santa Lucía, Villa Banana, La Lata, Tío Rolo y los Fonavis. También los asentamientos que están sobre Travesía y Circunvalación. Además registran calles e intersecciones catalogadas "de alto riesgo": España al 7000, Corrientes al 3100, Anchoris al 2500, Riobamba al 7600, Gálvez al 3800, Doctor Riva al 2600, y Presidente Perón al 5200. También Moreno y Centeno, Juan Canals y Pueyrredón, Ameghino y Pueyrredón, Grandoli y Gutiérrez, Gutiérrez y Paraguay, Paraguay y Gálvez.

Y muchas de estas empresas miran de reojo ese mapa a la hora de afiliar a nuevos socios.


Donde no todos van
Jorge Stettler, director del Sistema Integrado de Emergencia Sanitaria (Sies) tiene una visión menos dramática. "Me parece que lo de la inseguridad se está sobredimensionando", advierte. "Nosotros no tuvimos una variación significativa en el último año de incidentes o cobro de peajes, como se expresa en los medios", explica Stettler quien resalta que sus móviles "entran en lugares donde los privados no ingresan". Para el director del Sies, "es un error pensar que la inseguridad pasa sólo por la gente pobre. A la salida de los boliches, con el alcohol y la droga, hay zonas importantes de la ciudad que en ciertos horarios son más inseguras que muchos barrios carenciados".

El director del Sies aclara que "a veces encontramos más violencia en un accidente de tránsito que en un barrio periférico". El servicio tiene disponibles 7 ambulancias permanentes para emergencias en la calle. Además elaboran un registro de incidentes "para tener mayor precaución y a esos lugares vamos acompañados por la policía o el Comando".

Stettler recuerda que "en el último año tuvimos dos robos de cardiodesfibriladores. Uno fue en Caferatta y Santa Fe, que no se puede decir que sea una zona carenciada, y el otro en la puerta del hospital Centenario. Después un vecino devolvió uno de estos aparatos, que cuesta cerca de 5.000 dólares y es imprescindible para trabajar en la emergencia".

"En los últimos dos años no tuvimos una variación en el número de robos en las ambulancias. No notamos que se haya acrecentado. Podemos tener la sustracción de un maletín o una rotura de un vidrio por un piedrazo. Después, hay casos puntuales como el de hace ocho meses en el que un móvil quedó en medio de un procedimiento policial en la zona de Moreno al 4000 y por suerte no hubo heridos. Pero creo que no se debe asociar la pobreza con la inseguridad", sintetiza Stettler.

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Hay más violencia a la salida de un boliche que en muchos barrios, dicen desde el Sies.

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