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 domingo, 29 de agosto de 2004

Curar y exponerse. Cómo viven la inseguridad en los dispensarios de Las Flores
"Los tiroteos pueden suceder acá al lado"

"Acá se viven situaciones de peligro constantes. Algunos de los tiroteos pueden suceder acá al lado, en el pasillo. En uno de los últimos, uno de los tiros pegó debajo de la ventana de la sala de psicología", explica Marcelo Frazzetto, quien desde hace tres años es psicólogo en el Centro de Atención Primaria "Las Flores", de Flor de Nácar 6983. "Los últimos baleados en el barrio fueron en la canchita, a media cuadra de este centro, y otro en la puerta. Y estas cosas pasan acá, en tus propias narices".

Pero caminando sólo cinco cuadras por el barrio, la realidad parece no ser tan extrema. "Acá estamos bien. Trabajamos tranquilos y la gente nos cuida. En este barrio estoy mucho más tranquila que en otros que he trabajado. Vamos caminando hasta el colegio, que queda a cinco cuadras, y no tenemos problemas. Venimos a trabajar con los autos y nunca nos pasó nada", explica Daniela Ruggieri, jefa del Centro Comunitario número 15, de Guardia Morada y Estrella Federal. Hace tres años que Ruggieri trabaja en este barrio, en el que viven cerca de 10 mil personas y al que sólo ingresa una línea de colectivos.

"La única excepción fue un robo hace un tiempo, que no sé quien lo había organizado, en el que nos llevaron todo. Fue una madrugada que falló el sistema de alarma, pero entre la policía y los vecinos encontraron las cosas al día siguiente", explica la directora, flanqueada por Nélida Juárez, enfermera del centro.


Zona de monos y garompas
El Centro Comunitario 15 está en la misma cuadra donde hace tres meses se realizó un cuestionado megaoperativo policial que terminó con el secuestro de tres kilos de marihuana, varias armas y la detención preventiva de 14 personas. Este es el territorio de una vieja disputa entre bandas antagónicas que en una espiral de violencia provocó 14 muertes en los últimos cuatro años. Según fuentes policiales, los Monos y Los Garompas pelean por el control de la venta de drogas en la zona. "Esta zona es remono", comenta una vecina del lugar. El centro está ubicado en la esquina donde en agosto de 2000 comenzó la disputa entre las bandas con un muerto.

Pero en el centro de salud de Flor de Nácar entre Rosa Silvestre y Malvón, violencia es sinónimo de cotidianeidad. "Hace dos semanas una de las pediatras encontró un tipo redrogado durmiendo en su auto. Y estaba tan drogado que lo sacaron sin ningún problema, pero podría no haber sido ese el caso", cuenta el psicólogo Frazzetto.

Alejandra Leiggener, compañera de tareas de Frazzetto, comenta que trabaja en el barrio desde noviembre "y el problema es que a veces no se sabe de dónde vienen las balas". Esta psicóloga rescata la solidaridad de la gente del barrio "que te cuida y te respeta". Y cuenta que, "al llegar tenía miedo y ahora tengo cuidado. Las Flores es un barrio que está estigmatizado en muchos aspectos. Hay mucha gente trabajadora que cuando dice en un empleo que es de Las Flores es descartada".


"Las peleas son algo común"
Norma es enfermera del centro de Flor de Nácar al 6900 desde hace 24 años y vive en el barrio. "Acá los tiros y las peleas son algo común. Cortados, golpeados, lastimados y baleados hay todos los días. Pero es entre ellos. A nosotros no nos hacen nada", explica la mujer. "Los problemas los resuelven entre ellos. Cuando ven gente que no conocen, como médicos nuevos que han venido, le piden una moneda o hubo casos en que les robaron un reloj". La enfermera también señala que la droga en el barrio se acrecentó en los últimos tiempos. "La droga abunda mucho en el barrio. Y lo peor es que cada vez son más chicos. Y eso son los más peligrosos. Antes veías un pibe drogado y tenía 15 años. Ahora tienen entre 7 y 8 años".

Tiene dos hijos casados y otros tres que viven en el barrio y estudian, pero resalta: "Me da pena por mis hijos. Ellos tienen vergüenza de decir que son de Las Flores". Y luego comenta: "Mi hija trabaja en el Centro Crecer 27 de Garibaldi y Pueyrredón. Esa zona es malísima. Todos los que trabajan se están yendo por la inseguridad. Una persona sola no puede entrar. ¿Sabe lo que tienen que hacer? Juntarse a la mañana en un quiosco de diarios que está cerca y entrar todos juntos. Cuatro o cinco se juntan para entrar y también para salir. Pero ve, ahí te desnudan y no es Las Flores".

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