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 domingo, 29 de agosto de 2004

Central Córdoba volvió a ganar

Gustavo Conti / La Capital

No fueron pocos los que en el entretiempo se fueron del Gabino. Claro, a esa hora Argentina empezaba a jugar la final por el oro en básquet. Pero no era el único motivo. Lo que entregaban Córdoba y San Telmo era tan malo que la combinación de factores estimulaba al éxodo. Al menos, la mayoría de los que se aguantaron para el complemento tuvieron su premio. Un poco de Petrovelli, dos goles, algo de sufrimiento para que las pulsaciones no se aquieten y una victoria necesaria que vale más por lo numérico que por otra cosa.

Los empates de los líderes beneficiaron las aspiraciones de los de Isabella y sirve ganar cuando no se juega bien. Pero está claro que no lo hará siempre con actuaciones como las de ayer. Quizás la tórrida tarde ayudó, quizás la ausencia de Armani impidió que el equipo tuviera profundidad, pero lo cierto es que enfrente tuvo a un rival paupérrimo, que sin embargo lo aguantó bien en el primer tiempo, le llegó a descontar y cerca estuvo de empatar.

Apenas un par de remates de Petrovelli de lejos y una contención fácil de Muslera a Conocchiari tras una la única buena combinación colectiva, fue la producción charrúa de la primera mitad. Desperdiciado Santos como volante por izquierda (históricamente siempre fue más incisivo por el sector derecho), sin despliegue los otros volantes, sin proyección los laterales y muy errático el reemplazante de Armani, Marinelli, pensar en un gol hasta ahí era una utopía.

Por eso, cuando en un tiro libre recto a 30 metros del arco, Del Bono sacó un misil que rozó en el camino con alguien y se clavó lejos de Muslera en el arranque del complemento, era lógico que el gol podía llegar de esa manera, es decir, sin una jugada asociada.

La conquista benefició al espectáculo y le dio confianza a Córdoba. El ingreso de Giménez por Marinelli brindó además frescura a las intenciones ofensivas, porque se ubicó por el carril derecho del mediocampo y no se privó de ir al ataque.

Petrovelli ya había sido vital en el primer grito porque ejercitó bien la distracción en el tiro libre, protestando un supuesto adelantamiento de la barrera y tocando para Del Bono. Y desde entonces lo fue más, porque sólo de sus pies podía esperarse algo distinto, como en su escapada que derivó en penal de Raponi y en el segundo gol.

Con San Telmo sin capacidad de reacción, Córdoba debía terminar la tarde sin sobresaltos, pero Santos y De Lemos durmieron en un córner y Moya descontó. Después el equipo de la Isla Maciel tuvo dos chances: una la sacó el arquero muy bien después de cometer un error en la jugada previa y otra la cabeceó Cominges sólo afuera.

Córdoba además desperdició varios contragolpes que hicieron revivir los fantasmas de los partidos pasados ante Cambaceres y Atlanta. Hubiera sido mucho castigo el empate, pero lo cierto es que los charrúas no pueden conformarse con lo que dieron ayer. Que el invicto no les tape el bosque.

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Petrovelli marcó el segundo tanto del equipo de Tablada.

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