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 domingo, 22 de agosto de 2004

Aldeas Alemanas del Volga
Nuevo circuito para conocer poblados que levantaron los inmigrantes a orillas del río Paraná

Para comprender por qué el nuevo circuito turístico de Entre Ríos se llama Aldeas Alemanas del Volga, hay que remontarse a la historia de amor del zar ruso Pedro II con una mujer alemana convertida luego en la emperatriz Catalina La Grande, tras la muerte de su esposo.

La zarina, que vislumbró que la comarca cercana al río Volga -que atraviesa buena parte de la estepa rusa- podía ser una importante cuenca cerealera, dispuso traer de su país natal a un grupo de agricultores. Los primeros campesinos llegaron al Volga en 1763 escapando de las tiranías, las ocupaciones extranjeras y las guerras.

Durante el primer centenario mantuvieron su nacionalidad y funcionaron como una provincia alemana dentro de Rusia. Hasta que el país que los había acogido les exigió, entre otras cosas, que los hombres cumplieran con los 7 años del servicio militar, 5 en el mar y 2 en tierra. En suma, que se rusificaran.


Miradas hacia Argentina
En 1876 aquellas personas comenzaron a mirar hacia América entusiasmados porque en Argentina el presidente Nicolás Avellaneda promulgó ese año la Ley de Inmigración. Un año después el primer contingente de alemanes del Volga llegó a Buenos Aires y fundó cerca de la localidad bonaerense de Coronel Suárez las Colonias 1, 2 y 3 -actualmente Santa María, San José y San Juan- y también la próspera colonia Hinojo. A fines de ese año vinieron otras 104 personas, que se alojaron unos días en el Hotel de Inmigrantes de Buenos Aires y luego en la Colonia General Alvear de Diamante.

Aquellos inmigrantes no imaginaron que las primeras cinco aldeas que fundaron, Villa María, considerada el pueblo "madre", y Protestante, Spatzenkuter, Salto y San Francisco, se iban a convertir en los albores del siglo XXI en un circuito turístico a orillas del río Paraná.

La historia cuenta que el 21 de julio de 1878 las familias dejaron el campamento y se instalaron en las aldeas donde construyeron casas, talaron montes, sembraron tanto trigo que a los dos años ya lo exportaban a Europa y levantaron iglesias de estilo gótico alemán, arenadas y con altas torres cónicas.

Es interesante saber que en la organización familiar imperaba el patriarcado ejercido casi siempre por el abuelo, y en la comunidad por el "forther", un anciano elegido por la gente.


Aldea Protestante
En Aldea Protestante, cuyo nombre deriva del origen religioso de sus habitantes, se evidencia el contraste edilicio entre las casas antiguas y recicladas con los modernos y coquetos chalets.

En muchas de esas casas se ven pequeñas ventanas en los techos a dos aguas, influencia de las zonas donde nieva. En cambio, hay otras de diseño alemán, de techos planos y fachadas coronadas con columnas que resurgieron en el paisaje entrerriano donde no se conocen las nevadas.

Las viejas casas están asentadas en barro, tienen paredes de setenta centímetros de ancho y se construyeron con ladrillos de enormes tamaños.


En carro por Spatzenkuter
En la ruta que lleva a la aldea Spatzenkuter, que comenzó siendo un puesto de venta de frutas, verduras y huevos, Gustavo Schoenfeld, dueño del Parador 26, heredó de sus abuelos un viejo carro de madera pintado de verde. En el vehículo popularizado como "carro ruso", porque así llamaron -y llaman- los nativos a los inmigrantes, se realizan los paseos turísticos durante el fin de semana.

"La apertura del puente Rosario-Victoria atrajo a muchos turistas", contó Schoenfeld, quien ahora vende mates forrados en cuero de una artesana de Gualeguay, además de quesos con orégano y pimienta, salame casero, escabeche de vizcacha y la torta alemana "rifelckuchen". También trabaja para instalar un museo en un edificio de 1895, en el que piensa reunir herramientas de labranza, libros, cuadros y ropa de los primeros inmigrantes.

En Spatzenkuter está el cementerio más antiguo de las aldeas, que visitan los historiadores, donde las cruces de hierro trabajadas y los discos en los que se graban los nombres de los difuntos aún se hacen con los moldes que trajeron los pioneros.

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Iglesia de estilo gótico ruso, en el circuito de Aldeas Alemanas del Volga, en la costa entrerriana del río Paraná.

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