"Todavía no aprendí a disfrutar del clásico", reconoce Domínguez

El Negro comparó el partido con la final del mundo

-A horas de salir al Gigante, ¿qué sensación te domina?

-Siento una mezcla de todo un poco. Quiero que el partido empiece ya mismo, no veo la hora de jugarlo. Para aquellos jugadores que también son hinchas de Newell's, jugar un clásico con esta camiseta es sólo comparable con salir campeón.

-¿Importa para manejar este estado de ánimo que vos ya tengas varios clásicos encima?

-No, porque la adrenalina la tenés siempre. Acá no importa la experiencia. Recién te das cuenta una vez que salís a la cancha. Por eso a los jugadores que vienen de afuera no se les puede describir cómo se vive un clásico en Rosario hasta que no lo viven en carne propia. Recién ahí toman conciencia de que la ciudad se paraliza y que para Rosario es como una final del mundo.

-¿Se puede disfrutar un clásico adentro de la cancha?

-Supongo que sí, pero yo no puedo. Todavía no aprendí a disfrutar del clásico. Te llega tanto la tensión de la tribuna que no se puede ni hablar. Por eso aquel jugador que no está preparado para soportarlo es probable que sufra durante los 90 minutos.

-Y en tu caso, ¿cómo lo vivís?

-Mirá, yo ahora no sufro tanto. Me di cuenta de que no podía seguir dándome manija si no me salían las cosas ante Central. Un día me iba a morir, estaba mal con todo el mundo. Esto que cuento también les pasó al Tano (por Vella) y a Fer (por Belluschi). Somos muy enfermos de Newell's y las veces que nos tocó perder estuvimos dos meses sin salir de nuestras casas y sin hablar con nadie del partido. Ahora lo sufro o lo disfruto de otra manera, sin hacerme tanta mala sangre. Esto no quiere decir que no lo sienta como antes, simplemente que ahora lo asimilo con mayor madurez.

-¿Hoy tendrías otra tranquilidad si supieras que Ortega es titular?

-Y sí. Lo que pasa es que Ortega es un jugador determinante para cualquier equipo del mundo. Su presencia hace que el rival te tenga más respeto.