| domingo, 22 de agosto de 2004 | El economista Luis Beccaria opina que queda margen para mejorar sueldos "Para que la pobreza disminuya, los empleos deben ser de calidad y estables" El experto advierte que para salir de la crisis la demanda de trabajo debe apuntar al personal de baja calificación Mauricio Bertoli "Ojalá hubiera recetas mágicas para salir de la pobreza", dice Luis Beccaria, con una media sonrisa al filo del desencanto. Y explica que "el desempleo es sólo la punta del iceberg de los problemas laborales. El nivel de empleo es una condición necesaria pero no suficiente. Para salir de la crisis, los trabajos deben ser de calidad y estables". Así, el ex director del Indec, hoy abocado a la investigación universitaria, se zambulló en la discusión de estos días por el aumento de salarios, que el gobierno nacional impulsa y las centrales empresariales cuestionan.
El economista doctorado en Cambridge demostró una sensibilidad social poco común entre sus colegas. Sostuvo que "debido a la suba de los precios de la producción todavía hay un margen para mejorar los salarios", y señaló que con un "15% de desempleo y tanta precariedad, los trabajadores tienen un poder de negociación muy débil y hay dificultades para mejorar los salarios reales".
Reconocido experto en temas laborales y de distribución del ingreso, Beccaria describió el proceso de condiciones que, a su criterio, debe darse "para que mejore a niveles aceptables el bienestar de la población". Apuntó que para salir de la pobreza "hay que crecer con empleo que demande personal de baja calificación. El crecimiento es la primera condición. Pero, que este crecimiento tiene que ser de alguna manera programado, negociado, de forma tal que permita generar el mayor empleo posible, que es la segunda condición necesaria. Además hay una tercera condición y es que el crecimiento del empleo se dirija hacia los sectores con mayores dificultades para conseguir trabajo".
El especialista también hace foco en la "alta inestabilidad que genera este mercado de trabajo, con personas que tienen empleo de muy corta duración, intermitentes. Cada persona tiene un episodio de desempleo corto, pero cae muchas veces desocupado en el año.
-¿Cómo se está dando hoy la relación entre la creación de empleo y salario? -Después de la caída fuerte de 2001 y 2002, el empleo repuntó pero se deterioró el nivel de compar del salario y eso llevó a que más del 55 % de las personas viva en hogares pobres. En 2003 el empleo creció bastante, y hay menos evidencias de lo que pasó en lo que va de 2004. Pero las remuneraciones no mejoraron en igual medida. En algunos sectores más, en otros menos, y eso hizo que el impacto tan fuerte del empleo tenga menos reflejo en la pobreza. Porque hubo un alto componente de empleo de baja calidad, de empleo no registrado. Si bien aumentó el empleo en blanco, el empleo en negro siguió creciendo más intensamente. Entonces, el desafío para tratar de disminuir la pobreza y la desigualdad es avanzar en este punto, no sólo del empleo sino de su calidad y en la mejora de los salarios.
-¿Las intervenciones del gobierno colaboran?
-Los aumentos fijos parecen razonables porque empujan proporcionalmente más a los salarios de trabajadores con bajos ingresos. Cuando hay 15% o menos de desempleo y tanta precariedad, los trabajadores tienen un poder de negociación muy débil y hay dificultades para mejorar los salarios reales. Ahí hay todo un tema de política de Estado, reconocer esta debilidad y ver como ir aumentando las remuneraciones. Todos los demás precios de la producción crecieron mucho más que los salarios, por eso me parece que hay un margen para mejorarlos.
-¿Cuál es el tipo de cambio más favorable para la creación de empleos de calidad?
-El tipo de cambio alto favorece la creación de empleo pero va a ser siempre una traba para mejorar el poder adquisitivo. Hay que tener cuidado porque es un tema con muchas aristas pero la mejora del salario real tiene que implicar cierta apreciación moderada. Algunos ejemplos muestran que son mucho más sensibles al tema de la pobreza, las remuneraciones que el empleo. O sea que si se crece mucho en empleo, va a afectar la pobreza pero en menor medida que si eso no se acompaña con aumento de las remuneraciones.
-¿Un mayor costo laboral no conspira contra el crecimiento?
-Creo que el aumento del empleo extraordinariamente alto que hubo en la Argentina fue favorecido por la posibilidad de contratar empleo en negro. Pero la contracara de eso es que con empleos precarios nunca se termina de salir de la pobreza. No pronostico ninguna situación complicada en el empleo, si la economía crece. Pero la creación de empleo va a ser paulatinamente más lenta y ahí uno tiene que ver que hoy la economía no tiene políticas activas. Lo que se observa es el efecto que tiene el proceso de mejora de las cuentas externas, de la sustitución de importaciones y el impacto de las exportaciones. En ese sentido, es importante que el Estado concrete sus anuncios en relación a obras públicas y políticas activas hacia ciertos sectores, para mejorar el empleo y el salario real.
-¿Eso es lo más pertinente que se puede hacer para mejorar la distribución del ingreso en el mediano plazo?
-La distribución del ingreso usted la mejora si permite precisamente elevar la demanda de trabajo de los sectores de menor calificación y mejorarle los ingresos. El gran aumento de la desigualdad al menos entre aquellos que derivan sus ingresos del trabajo es porque se ha ampliado la brecha entre aquellos más calificados y los menos calificados. Este no es un proceso nuevo, viene desde mediados de los años 70.
-En los 90 se impuso la idea de que con empleos flexibles se competía mejor en el exterior.
-Ninguna de las cosas que hemos dicho implica que esta economía pueda sostenerse en el mediano plazo si no aumenta su competitividad. Lo que pasó en los 90 es que por un lado se decía eso y por otro lado se atrasaba el tipo de cambio, se abría la economía y se debilitaba la competitividad. La cuestión no es aumentar la competitividad por sí misma. Todos estos son objetivos subordinados a la mejora del bienestar de la población. Puede darse una estrategia de proteger una industria y a la vez exigir a la producción que adopte niveles de eficiencia que le permitan la competencia.
-¿Qué importancia le asigna a los intentos de articulación entre lo público y lo privado, por ejemplo a través de los foros de competitividad?
-El Estado debe profundizar estas medidas. Hay que pensar sobre qué base la economía va a crecer en el futuro. No porque lo vaya a definir el Estado pero sí debe discutirlo con el sector privado y para ir conformando una estructura productiva eficiente. Argentina debe tender a una especialización que tenga al empleo como centro de las preocupaciones.
-¿Hay plafón para desplazar a los commodities como eje de la exportación?
-Se pretende lograr mucho valor agregado pero no se asume que esa posibilidad, que entre otras cosas está estrechamente vinculada a la calidad de empleo. Toda estrategia del Estado, como acompañante del sector privado en el desarrollo de una estructura competitiva debe estar centrada en el empleo de buena calidad. enviar nota por e-mail | | |