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 domingo, 22 de agosto de 2004

Identidad. Las inmigrantes dejaban a sus bebés junto a estampitas y medallas
Rescatan un archivo de fines del siglo XIX de los niños del Hogar del Huérfano

"Questa figlia é nata ai 21 de febbraio 1891. Non é allora battezzata. Emma (Esta niña ha nacido el 21 de febrero de 1891. No está todavía bautizada. Emma)". La nota está escrita a pluma sobre un papel amarillento, plegado y atado a modo de paquetito con un piolín. El escrito fue encontrado entre el ropaje de Emma, una beba que alguien dejó una noche de hace 113 años en la puerta del Hogar del Huérfano de Rosario y pertenece al Archivo de Señales del lugar. Un valioso patrimonio histórico de más de mil piezas guardadas en 30 latas de "Bagley" de principios del siglo pasado y rescatado casi por azar de un sótano por las actuales autoridades de la institución y la historiadora rosarina Gabriela Dalla Corta, hoy investigadora en España (ver aparte). Un tesoro desconocido por la ciudad.

Son decenas de mitades de estampitas, cartas, medallitas, naipes y monedas. Una parte se depositaba junto al bebé y la otra se la guardaba quien lo dejaba en el Hogar con la idea de unir las piezas años más tarde cuando quisiera recuperar al niño. También hay escapularios, cintas con los colores de las banderas italianas, españolas y argentinas, pequeñas alhajas y hasta batitas que se guardaron entre 1879 y 1920.

Estas señales (así se las llama) fueron dejadas por madres solteras, de hijos ilegítimos y viudas que padecían una larga enfermedad. Pero en su mayoría pertenecían a las inmigrantes recién bajadas de los barcos: jóvenes, pobres y apenas alfabetizadas que recurrieron a las monjas y Damas de la Caridad del por entonces Hospicio de Huérfanos y Expósitos para que cuidaran a sus bebés mientras ellas encontraban donde radicarse.

Muchas de estas inmigrantes volvieron a buscar a sus hijos años más tarde con su media señal en mano. Pero los niños que no fueron reclamados y se dieron en adopción, dejaron hasta hoy su otra media señal en el Hogar.

Hasta que en 1879 se creó el Hospicio de Huérfanos (niños que quedaron sin padres) y Expósitos (recién nacidos abandonados en paraje público), quien se desprendía de su bebé lo hacía en las puertas de casas particulares o de las iglesias, donde muchas veces los pequeños morían devorados por animales o atropellados por carros.

El hogar estaba a cargo de la Sociedad Damas de Caridad (mujeres de la elite local) y varias religiosas francesas de la Congregación del Huerto. Al principio estas señoras daban los niños en tutela a familias y amas de leche a las que les pagaban por amamantarlos. Así se apunta detalladamente en uno de los diarios de gastos de las Damas: "Páguese 4,25 pesos a la nodriza Francisca Montiel por 16 días de lactancia del expósito Pablo".

(Continúa en página 7)

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Gabriela Della Corte (historiadora) y Paola Piacenza (lingüista), las investigadoras.

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Rescatan II

Las señales fueron guardadas en un sótano


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