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 domingo, 22 de agosto de 2004

Epidemia. La obesidad vista por un pediatra y una coordinadora de Alco
"Los chicos no sólo comen mal, sino que lo hacen a destiempo"
El nutricionista pediátrico Humberto Fain habla de los factores alimenticios, familiares y culturales

Humberto Fain, pediatra encargado del área de nutrición del Hospital de Niños y asesor en el estudio de peso y talla encarado por la Municipalidad, no lo duda: la obesidad es producto de un descalabro alimenticio donde no sólo interviene el exceso de alimentos y su mala calidad, sino los cambios en los hábitos. "Hoy los chicos comen mal y a destiempo", asegura. En una charla con La Capital, donde definió la obesidad (ver página 3) y ofreció algunos consejos (ver recuadro) este profesional reflexionó sobre el problema del sobrepeso infantil en distintos sectores sociales.

-¿Por qué tantos chicos obesos?

-Existen factores genéticos, medioambientales y conductuales. Pero el gran aumento de chicos obesos en tan poco tiempo no puede explicarse por cuestiones genéticas, hay que pensar entonces en factores socioeconómicos, culturales, ambientales, familiares, de cambios en las últimas décadas que hicieron que pautas tanto de alimentación como de actividad hayan cambiado. Hoy los chicos pasan horas delante de la televisión, la computadora y los videojuegos. Y esto ha incidido.

-¿Y qué ocurre con la alimentación?

-Hay un gran incremento en la ingesta de hidratos de carbono, grasas saturadas (de origen animal), comidas ricas en calorías y pobres en nutrientes, en detrimento de los vegetales y las frutas. La comida chatarra, los chizitos, palitos, hamburguesas y embutidos se hacen con grasas saturadas, que les dan gusto y por eso los chicos quieren consumirlos. Por eso es una cuestión de cultura frenar su ingesta. Porque este tipo de alimentación, sumado a cambios en los hábitos de alimentación y a la baja actividad física hace que las calorías se depositen en grasa.

-¿Qué cambios en los hábitos han operado en los últimos años que puedan contribuir al aumento del sobrepeso?

-Hoy los chicos no sólo comen mal en cantidad y en calidad, sino también a destiempo, lo hacen tres veces por día y no cuatro o cinco como deberían hacerlo, desayunan mal o no desayunan, no se integran a la mesa familiar y se acostumbran de muy chicos a ingerir bebidas azucaradas, como gaseosas, que se definen como calorías vacías.

-¿Qué ocurre entre los sectores más humildes, donde existe el problema y quizás no se accede a comida tan elaborada?

-Allí el problema se relaciona más con la poca posibilidad de elección de comidas, la falta de estimulación en el hogar, de conocimiento sobre cómo alimentar a los hijos. Todo eso sumado a la inseguridad, que hace que el chico se quede adentro y salga menos a espacios donde puede gastar energía. Aparte, la asistencia alimentaria que brinda el Estado o las instituciones se basa en la entrega de alimentos que aportan nutrientes con mucha densidad calórica para evitar la desnutrición. Pero estos alimentos también contribuyen a la malnutrición, porque aportan un exceso de calorías que no son metabolizadas. En esas cajas no hay verduras, ni frutas, ni cereales, ahí van hidratos de carbono y grasas.

-¿Influye que los chicos queden en manos de otras personas cuando los padres trabajan?

-Seguramente. Cuando no están con los padres quedan en manos de abuelos, parientes u otras personas que no tienen la misma responsabilidad que los padres, no asumen el rol ingrato de tener que negar comida, y a veces cargan con el legado cultural de que el chico gordito es sano.

M.C.

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Fain advierte que la calidad de la asistencia alimentaria contribuye a la malnutrición.

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