| | domingo, 01 de agosto de 2004 |
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-Imagine Candi, que un buen día alguien golpea la puerta de su casa y al abrir usted se encuentra frente a un ser extraño que le dice: "Ha llegado el momento de partir. No necesitarás nada para el viaje ni para el destino, así que no te des vuelta ni busques nada, sólo ven conmigo". ¿Le pediría algo?
-Sí, que me permitiera escribir unas últimas palabras a mis hijos.
-¿Qué cosa diría en ese legado?
-Pues esas cosas se meditan, se ordenan en la mente y luego se vuelcan al papel, pero como no dispondría de tiempo para ello improvisaría lo siguiente: "Amados hijos: me han venido a buscar y eso era inevitable. Todos sabíamos que habría de suceder más tarde o más temprano, pero como tantas veces lo he expresado, no quiero que estén tristes. No es una orden, desde luego, pero es mi último deseo. Ya sé que pensarán que tal cosa es imposible, pero les diré lo de siempre: si me amaban no me lloren. Más bien recuérdenme con una sonrisa y con una oración que ayude a limpiar mi alma maculada. Quiero decirles en este último instante que la vida me enseñó que más tarde o más temprano todo lo que lanzamos nos retorna con la misma fuerza y nadie queda libre de una justicia que desconocemos, pero que obviamente obra. Así que no sean causantes de daños al prójimo. Sé muy bien que esta sociedad impiadosa, brutal a veces, es muy probable que no repare en vuestra bondad, pero sin embargo no utilicen las mismas armas de sus enemigos para la defensa. Les sonará utópico, pero es mejor caer amado por Dios que sobrevivir con las manos ensangrentadas. No teman, ya El se encargará de que se cumpla inexorablemente aquello de: "Mía es la venganza, Yo pagaré. Eso sí, por todos los medios traten de no caer en la batalla de la vida".
-¿Pero... ¿Cómo harían, Candi, en este mundo regido por implacables?
-"Nadie es más poderoso que Dios, quien les ha concedido varias armas que no fallan si se utilizan adecuadamente: la fe inquebrantable en lograr el objetivo anhelado; la esperanza infinita, aun en la adversidad; el esfuerzo inagotable; la voluntad indoblegable. Recuerden que será absolutamente imposible que no se sucedan momentos de dolor. Tengan valor en tales circunstancias, no desfallezcan. No dejen de reflexionar que aun cuando el dolor es un túnel oscuro y tenebroso, en algún lugar del largo pasadizo hay una luz, búsquenla. Siempre saldrán de la sórdida cueva y al retornar a contemplar el sol y la maravillosa vida se sentirán más fuertes y más dispuestos a valorar lo sustancial y no lo frívolo. Sí, yo en algún momento de mi vida, fui uno de los que creía que el sentido de la existencia humana no era sino la riqueza material, los placeres y los deleites mundanos.¡Vana creencia! No obstante, esto no significa resignarse a la pobreza, nada de eso. Significa que aun cuando estos valores materiales se posean, sino hay riqueza de espíritu nada se tiene. Por eso, de lo que tengan den: sean estas posesiones deseos de bienestar y paz para el prójimo, palabras sabias, afecto, alimento o dinero. No se olviden jamás de los desamparados. Queridos hijos: a la soledad (el monstruo más bravo en el curso de la vida) no la mata ni el poder, ni el dinero ni la gloria, a ese temible monstruo sólo lo aniquila el amor. Amen sin límites y sobre todo amen la vida y todas sus criaturas.
-¿Y de los trabajos y profesiones?
-"Siento un profundo afecto y respeto por aquellas personas que desarrollan labores que la sociedad considera simples y a veces no son reconocidas adecuadamente. Afortunadamente, ese señor que barre la calle frente a casa (que es más señor que muchos que parecen serlo) merecerá el reconocimiento no de los hombres. Por eso, ustedes podrán ser empresarios, médicos, abogados, mozos de un bar o barrenderos, pero si no honran a la bondad no serán nada. Suele decirse que el mundo está infectado y que buenos hay pocos. No lo crean. Buenos hay y habrá siempre y en todas partes, hasta en las mismas instituciones hoy tan comprometidas. Hace unas horas acabo de felicitar a una jueza de Rosario por su valor en hacer justicia aun en medio de presiones. Que Dios la bendiga. Por último, ya saben que hay un refugio: allí, al signo de David, al signo de la cruz deben acudir en los momentos difíciles. Y adelante, siempre adelante, ni un paso atrás". Luego, Inocencio, me iría en paz.
Candi II | | |
 | "Las familias no se preocupan cuando se dan cuenta de que los chicos pasan de año sin aprender nada y hasta encuentran gracioso que zafen"
Alicia Aquarone
Profesora de la Escuela de Comunicación Social | Ver noticia  | |
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