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 domingo, 13 de junio de 2004

Los políticos pos-Saddam tienen un pie en la tumba

Birgitt Svensson

Bagdad. - Cuando Bassam Kuba salió de su casa en Bagdad, cerca de las 7.30 de ayer, sólo le quedaba una hora de vida. Poco después, tras subir al auto para dirigirse a su trabajo en el centro de la capital, el viceministro iraquí de Exteriores del Consejo de Gobierno interino fue atacado con disparos. Una bala penetró en el abdomen del diplomático de carrera, que murió cerca de las 8.30 en el hospital de Al Numan. Su chófer sobrevivió al atentado con graves heridas. El barrio donde vivía el político de 60 años lleva el nombre de la mezquita de Adamiya, aunque también se lo conoce como Abu Hanifa.

La mezquita está dedicada a los fundadores de la escuela de derecho musulmán ortodoxo hanafita, una de las cuatro principales y la más tolerante de los sunitas. Muchos estudiosos del derecho religioso sunita y otros clérigos musulmanes viven en Adamiya. Aunque Bassam Kuba era shiíta, se sentía cómodo en su barrio y tenía aquí sus raíces. Al igual que otras figuras respetadas por la población, confiaba en su popularidad y nunca llevaba una escolta numerosa.

Otros miembros del Consejo de Gobierno iraquí que regresaron del exilio con la caída de Saddam Hussein suelen estar acompañados por hasta diez guardaespaldas. Por eso, personajes como Kuba son considerados "blancos fáciles" para ataques de la insurgencia. Lo mismo ocurre con el viceministro iraquí de Salud Ammar el Safar, que el miércoles pasado escapó por poco a un atentado. Los extremistas y terroristas quieren, según las fuerzas de ocupación, impedir que Irak se convierta en un país democrático.

Círculos de seguridad en Bagdad aseguran que en los próximos días, hasta el traspaso oficial de la soberanía a un gobierno iraquí previsto para el 30 de junio, la violencia en el país del Golfo irá en aumento.

Mientras tanto, varios líderes políticos iraquíes han manifestado su determinación para seguir recorriendo el camino hacia un Irak democrático. El ministro de Industria, Hajim el Hassani, aseguró a la cadena árabe Al Yazira: "El gobierno hará todo lo posible para mejorar la seguridad en el país". Y dejó claro que cada miembro del Consejo de Gobierno iraquí tiene prácticamente un pie en la tumba. (DPA)

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