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 sábado, 12 de junio de 2004

Aniversarios escolares, una verdadera fiesta

Festejar siempre es significar, y por lo tanto esto implica un esfuerzo, de allí que las viejas y aún no desterradas recetas de ocasión, preparadas rutinariamente, deben dar paso a propuestas creativas. Festejar es comunicar y esto suele a veces volverse una valla insuperable para quienes no saben o no pueden hacerlo. Siempre se puede aprender y recuperar la motivación por transmitir.

Organizar una festividad histórica escolar implica asumir una postura y una actitud frente a la realidad, y esto a veces también suele ocasionar resquemores. Es fácilmente comprobable que cuanto más amplia y consensuada es la convocatoria en la preparación de una conmemoración, más genuinos son los resultados buscados, disfrutándose la historia.

Lamentablemente, las conmemoraciones patrias fueron reducidas a estereotipados formalismos protocolares y aún se prioriza el "tener" sobre el "ser", en el sentido que los feriados patrios más importantes de nuestro pasado son trasladados según las conveniencias del turismo.


Las efemérides propias
Sin embargo, independientemente de la ausencia de criterios genuinamente republicanos, el festejo de las efemérides escolares, celebradas a conciencia, con creatividad, convicción y pluralismo pueden convertir a una comunidad educativa en el más poderoso símbolo viviente de la patria anhelada por Belgrano.

Las efemérides escolares tendrían que contemplar una quíntuple dimensión: la universal, la nacional, la regional, la local y la institucional, refiriéndome con esto último a fechas de la misma escuela. Por ejemplo: el día que un grupo de padres se reunió para darle una escuela al barrio; la fecha oficial de su creación; la inauguración de sus instalaciones; la llegada del primer maestro y por qué no el cumpleaños de todos aquellos que dieron de su tiempo por el sublime ideal de la educación popular.

Esa práctica, la conmemoración de lo más próximo, puede ser un fecundo germen del sentido de pertenencia, indispensable a la hora de tomar conciencia de los deberes y derechos.

Una vez escribió Albert Einstein: "Desde el punto de vista de la vida cotidiana, y sin reflexionar con más profundidad, sabemos lo siguiente: estamos en la Tierra para los demás, y en primer lugar, para aquellos de cuya sonrisa y bienestar depende plenamente nuestra propia dicha".

Y agregó: "También existimos para los innumerables desconocidos con cuyos destinos nos ligan y encadenan lazos de simpatía".

Conmemorar efemérides permite celebrar la vida a través de los hechos históricos, y si éstas se organizan con creativa alegría, despertando sonrisas y bienestar, en alumnos, padres y maestros, se justifica todo tipo de esfuerzo.

(*) Historiador. Autor, entre 2002 y 2003, de las efemérides rosarinas y para el aula publicadas en La Capital.

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