| sábado, 12 de junio de 2004 | ¿Morir con dignidad en la Argentina? La impotencia es un sentimiento imposible de controlar y de saciar, crece día a día y aún más, se va mezclando con otros sentimientos como la bronca, el rencor, el odio, cuando nos toca vivirlo de cerca. A través de este medio quiero remarcar una vez más como lo hacen miles de personas esa característica especial que nos hace ser argentinos: la comodidad y el querer tener más que el otro sin importar qué siente o vive nuestro semejante. Soy argentino y me duele decirlo pero no puedo dejar pasar y que mi sociedad sepa de la forma inhumana en que actuaron todos los directivos de la obra social de entidades deportivas y civiles (Utedyc), sede en Rosario y Buenos Aires, en relación con una enfermedad, que si bien era terminal, por dignidad y por ser persona se merecía una muerte digna, sólo se le pedía calmar las dolencias corporales que causa el proceso de dicha enfermedad y dicha entidad se negó a suministrar (siendo que está subsidiado por el Estado) dichos medicamentos. Gracias al poder que se le otorga a un juez logramos prolongar un tiempo más la vida de esa persona, hoy esa persona ya no está y yo soy una más de las que quiere escapar de mi país y de esta injusta Justicia argentina. Comisión directiva seccional Rosario, no se olviden de que con más o menos dinero en el bolsillo todos terminamos en el mismo lugar pero no todos van a tener la suerte como la tiene mamá de estar al lado de Dios. Mi sincero agradecimiento al doctor Signo y a las doctoras Barta, Aramberri y Moro.
Vanina y Bernardo Pascua
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