| domingo, 30 de mayo de 2004 | Entrevista. Viaje a la intimidad del hombre que gobernó durante 10 años Lejos del poder y sin los reflejos de antaño Pese a las resistencias contra su figura, el ex presidente mantiene su versión de que es un "perseguido político" Santiago de Chile (enviado especial).- Totalmente alejado del poder que manejó durante los 10 años y medio en que fue presidente, Carlos Menem recibió a La Capital en el departamento de su esposa, Cecilia Bolocco, en el coqueto barrio Las Condes, donde se mezclan las residencias más caras de Santiago de Chile con los exclusivos centros de compras y los lujosísimos hoteles "7 diamantes". Acompañado sólo por su asistente Sergio e impecablemente vestido, saluda con una sonrisa e invita a pasar para prestarse de buen gusto a la entrevista.
Mantiene a rajatabla su versión de "perseguido político" y acepta todas las preguntas. Su voz sigue firme, pero ha perdido algo del humor y la chispa que lo caracterizó, al igual que sus ojos, que ya no tienen el brillo de la época en que disfrutaba del poder.
Tal vez sea la soledad o -como admite- que extraña "todo" de Argentina lo que haya generado esta nueva imagen bastante alejada de aquella en la que podía conciliar sin inconveniente el manejo de los asuntos políticos del país, pilotear un avión, jugar al fútbol o burlar la seguridad para mezclarse con la gente.
"En la mesa siempre hay vino riojano, de mi bodega", admite cuando se le pregunta si acostumbró el paladar a las cepas chilenas. "Cecilia no está, se encuentra en sus oficinas trabajando en un proyecto para la televisión chilena", responde cuando se le pide una foto con su esposa. Tampoco podrá registrarse ninguna toma con el pequeño Máximo. "Es que está durmiendo, no lo voy a despertar...", se disculpa.
En el living lo aguardan tres mujeres mendocinas que vinieron a saludarlo. "Constantemente viene gente a visitarme", dispara cuando se le sugiere que muchos de los que lo acompañaron en su momento hoy le dan la espalda.
Incluso remarca que varios de sus ex funcionarios forman parte de esas delegaciones que llegan hasta Chile para saludarlo, y que con otros mantiene un estrecho diálogo telefónico.
No obstante, algunos -que prefieren mantener su nombre en el anonimato- admiten que "son pocos" los que se llegan hasta el barrio Las Condes, donde vive el riojano.
"Me cuesta bastante mover el brazo y todos los días tengo que hacer rehabilitación", dice mientras con su mano izquierda golpea su antebrazo derecho y se escucha el sonido característico del yeso.
El fútbol sigue estando entre sus principales pasiones. Asegura que anticipó el triunfo de River ante Boca por el campeonato, pero que "ahora la cosa está muy difícil para hacer pronósticos" respecto a la semifinal de Copa Libertadores, que volverá a enfrentar a millonarios y xeneizes. Luego de elogiar a Carlos Bianchi, a Leonardo Astrada y a Hernán Díaz, deja caer la frase: "Ustedes saben que mi corazoncito es de River; si se da, en buena hora, y si no, seguiremos esperando". La entrevista termina y Menem acompaña al cronista y al fotógrafo hasta la puerta. "¿La próxima nota será en la Argentina?", es la pregunta del estribo. "A lo mejor nos vemos en la Casa Rosada", responde recuperando parte de esa picardía que siempre supo cultivar.
C.C. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Un grupo de mujeres llegó desde Mendoza para reunirse con el caudillo riojano. | | |