| domingo, 30 de mayo de 2004 | Un reino ultraconservador al borde del colapso Los terroristas de Al Qaeda y organizaciones similares en actividad en Arabia Saudita serían miles y el reino no tiene otra alternativa que negociar con ellos, ya que la policía está siendo superada por la oleada de atentados. Este es el dictamen que recabó la británica BBC de un clérigo vinculado con los milicianos.
Más allá de si la afirmación es cierta o pura propaganda, el hecho es que los atentados contra extranjeros se multiplican en el reino y EEUU se vio obligado a aconsejar a sus miles de ciudadanos que participan de la vital industria petrolera saudita que abandonen el país. Si siguen el consejo sería un enorme éxito propagandístico para Al Qaeda.
Los miles de técnicos extranjeros que son indispensables para que Arabia Saudita extraiga, transporte y refine los millones de barriles diarios de petróleo que constituyen su riqueza se preguntan qué hacer ante los repetidos y crecientes ataques del integrismo islámico en su contra. El reino ya no es un lugar seguro, un santuario de paz y seguridad en el corazón de un Medio Oriente crónicamente violento, como lo fue durante décadas. Al Qaeda terminó con eso.
La guerra declarada entre la monarquía saudita y la red de Bin Laden ha puesto así en peligro la continuidad de la economía petrolera saudita. El aumento del precio del barril sobre los 40 dólares que conmocionó al mundo hace dos semanas se debió en parte a este temor. Y detrás de este temor, subyace otro, político: la caída de la casa real. "No pienso que puedan caer. Estamos a buena distancia de eso", comentó el ex embajador británico en Ryad sir Andrew Green, a la BBC. "Este es un régimen fuerte. Y no hay serias alternativas a él".
Reformar o perder el poder Pero el analista saudita Mai Yamani no está de acuerdo. "Yo pienso que es el comienzo del fin si no aparecen soluciones políticas", replicó, para agregar que el régimen tiene dos o tres años de vida si no realiza de inmediato serias reformas. La familia real tomó el año pasado tímidas medidas de reforma, bajo la presión occidental, y comenzó a hablar de derechos humanos y de elecciones locales. Pero si las mujeres son habilitadas para votar, por ejemplo, esto podría generar la furia de la línea dura del clero saudita, el verdadero cimiento sobre el que se asienta la monarquía de la dinastía Al Saud. La numerosa familia real aparece dividida acerca de hasta dónde llevar el proceso de reformas. Algunos no han ocultado que se horrorizan ante la perspectiva de cambios mínimos en el statu quo.
Arabia Saudita es una monarquía absoluta que impone un sistema de vida regido minuciosamente por la ley islámica. La Sharia, la ley penal islámica, se aplica al pie de la letra en este país que cuenta con una policía religiosa, habilitada para azotar a quienes no cumplan las normas islámicas. Las mujeres son los blancos preferidos de estos azotes, por "delitos" como andar solas por la calle sin ser acompañadas por un hombre de la familia o manejar autos.
En cuanto a la lucha contra Al Qaeda, oficialmente no se sabe cuántos combatientes tiene en actividad. Las autoridades dicen que son unos pocos y que están logrando éxitos crecientes contra ellos. En los meses pasados ha habido numerosos allanamientos con cruentos tiroteos, derivados en la muerte o el arresto de terroristas islámicos. También han muerto numerosos policías.
Pero un clérigo saudita con supuestos nexos con los milicianos dio a la BBC una versión diferente. Hay miles de milicianos y la policía está sobrepasada, asegura. Y agrega que la familia real, lejos de poderles "cortar la cabeza", como prometió el rey Fahd, no tiene otra alternativa que negociar. Es en este marco que el gobierno de EEUU aconsejó a sus ciudadanos dejar Arabia Saudita. Si los técnicos y trabajadores norteamericanos siguen este consejo -algo cada vez más probable, al sucederse los atentados contra extranjeros, como el de ayer- sería un enorme éxito propagandístico para Al Qaeda. enviar nota por e-mail | | |