Aluminé, aldea reluciente

Buceo en lagos patagónicos, cabalgatas de montaña y rafting en ríos correntosos, ideal para los fanáticos de la aventura

El poblado neuquino de Aluminé, con 3.800 habitantes y a sólo una hora y media del límite con Chile por camino de ripio, es un destino ideal para vivir unos días de súper acción. Con esta premisa un contingente de rosarinos viajó a la aldea patagónica para disfrutar de cabalgatas por el lecho del río, excursiones en gomón por los rápidos y sorprendentes bajadas de buceo. Una travesía diseñada a la medida de los fanáticos de la aventura que vale la pena revivir.

Los 19 rosarinos arribaron el lunes 5 del actual a la localidad andina de Aluminé, distante a 1.600 kilómetros de nuestra ciudad. Se alojaron en confortables cabañas y hoteles. Al día siguiente la aventura no se hizo esperar y comenzó la acción.

Una cabalgata por el faldeo que rodea al pueblo permitió corroborar que Aluminé, desde la altura, es una verdadera "hoya reluciente", tal como la definieron los mapuches, históricos habitantes de la región.

Sin bajar del caballo los expedicionarios se animaron a atravesar el río Aluminé, un curso de agua que nace en la cordillera y es un pesquero de truchas de nivel internacional, que además sirve de escenario al Campeonato Argentino de Rafting.

Antes de la caída del sol la primera jornada de aventura culminó con una bajada de rafting de cuatro kilómetros, que duró aproximadamente una hora y cuarto y contó con la participación de todos los integrantes del contingente.

El río Aluminé está encajonado entre montañas agrestes y en los sectores calmos se permite a los turistas que desciendan del gomón y se dejen llevar por la corriente. La travesía se realiza con traje de neoprene, pilotín, chaleco salvavidas y casco para prevenir eventuales golpes.

El miércoles 7 amaneció lloviendo, lo que no impidió a los integrantes del grupo con conocimientos de buceo sumergirse en las profundidades. El sitio elegido fue el lago Aluminé, en Villa Pehuenia, a 60 kilómetros del poblado Aluminé. Allí se realizaron dos bajadas de buceo. La primera fue hacia una pequeña isla que cae a 32 metros de profundidad, exclusiva para buzos avanzados. La segunda bajada la realizaron sobre en una pared de 12 metros de profundidad para observar troncos de araucaria y grandes piedras, además de las truchas y percas. Los sitios están a 100 metros de distancia en las aguas del lago Aluminé.

De retorno al poblado de base el grupo realizó una escala gastronómica imperdible. En una cabaña disfrutaron de una suculenta merienda artesanal a base de dulce de leche de oveja y pan casero.

El jueves fue día libre y algunos prefirieron desandar 140 kilómetros para conocer el encanto de San Martín de los Andes. Otros se sumergieron en el lago Quillén, a 50 kilómetros de Aluminé, para realizar un inmersión técnica. De la superficie del espejo de agua se tiene una vista privilegiada de la cara norte del volcán Lanin.

El viernes 9 fue el último día de aventuras. El sitio de encuentro fue el lago Ñorquinco, ubicado a 60 kilómetros de Aluminé, donde se ofrece servicio de camping con duchas y comedor. Allí se realizaron dos bajadas de buceo. Una sobre una pared del lago que permitió apreciar troncos y piedras y la otra bajada fue en un afloramiento de piedra caliza, siempre en compañía de truchas y percas.

La despedida del grupo de territorio patagónico fue con una suculenta paella y la sobremesa sirvió para comentar las anécdotas del viaje. El sábado de Gloria marcó el regreso a casa y la promesa de los aventureros de volver a la fascinante "hoya reluciente".

Cabalgata por los cerros agrestes que rodean Aluminé, a 140 km de San Martín de los Andes.