| domingo, 21 de marzo de 2004 | Del primero al último centro Central perdió el partido con el líder desde el vamos por sus errores Se puede jugar peor que en el comienzo? En principio no, aunque uno debería recordar la aciaga noche de Curitiba, de hace apenas una semana y chirolas, y la olvidable tarde de Lanús, para concluir que, como decía Sábato, las casualidades no existen.
¿Gaona podrá atajar peor que en el primer gol, cuando Piriz Alvez cabeceó solo desde el medio del área grande y la puso de emboquillada en el segundo palo ante su atenta mirada? Seguramente que no, aunque luego el propio arquero dejó pegar en el travesaño un centro pasado de Ariel Donnet desde la derecha y a pesar de que luego se rehizo con una buena salida en un mano a mano con el uruguayo.
¿Puede Carbonari tener un comienzo peor que el del primer tiempo de anoche? Difícilmente, a tal punto que en el gol, Piriz Alvez le sacó medio metro en el salto y que después volvió a dejar en evidencia su preocupante lentitud en cada mano a mano.
¿Podrá Russo pispear peor que en la elección de Talamonti como obligado reemplazante de Herrón? En principio no, porque esta vez hizo todo al revés: sacó al Oveja, la figura de la defensa en los últimos partidos, a la que terminó de desarmar, y esa apuesta tan arriesgada no le alcanzó para compensar un mediocampo con tan poca marca como fútbol en ese aciago primer tiempo. En síntesis, el técnico no hizo más que desarticular lo que andaba bien sin solucionar el grave problema del volante central.
En realidad, esta vez Central perdió mucho más por sus graves errores y horrores defensivos que por virtudes del rival, en cuya columna habrá que anotar el golazo de Maximiliano Salas en el ángulo superior derecho de Gaona, luego de un buen desborde y centro atrás de Piriz Alvez. Una vez más y van...
Tan cierto como el olvidable primer tiempo de Central y de su mal segundo tiempo, fue que el equipo de Russo no ligó una, como en el córner de Encina que cruzó el área chica, y los cabezazos de Ferrari y Belloso en el complemento.
En el final, sólo el conmovedor aliento de su gente, el pueblo canalla que siempre está, le puso la otra cuota de dignidad a la entrega de sus jugadores en la cancha, en una noche en la que Central perdió el partido desde el primero hasta el último centro. enviar nota por e-mail | | |