| domingo, 22 de febrero de 2004 | | Se equivoca igual, pero es distinto El presidente disfrutaba de la fiesta. La plaza de Rafaela respiraba adhesión y entusiasmo por su figura. Tres veces lo habían esperado en vano y ahora estaba allí Néstor Kirchner, diciéndoles cosas que a ellos les gustaban. El santacruceño resaltó la necesidad de recuperar la cultura del esfuerzo y el trabajo, habló de la herencia gringa, de los desvelos de los inmigrantes y hasta se confesó un poco santafesino porque sus "abuelos de origen suizo alemán eran de Esperanza y desde esta ciudad, cercana a Rafaela, se fueron al sur". Fustigó a corruptos y extorsionadores por igual, al FMI y a adversarios nacionales, aseguró que Rafaela era el mejor municipio del país y enumeró un sinfín de obras y ayudas, despertando aplausos sonoros y gritos de apoyo. No es poco para una población que a sí misma se describe como poco demostrativa, más bien fría. Ni los dos colectivos que habían llegado desde Santa Fe con la concejala santafesina ultrarreutemista Susana Cámpoli a la cabeza para desplegar carteles en los que decían que Santa Fe era de Carlos Reutemann y a quien le daban las gracias pidiéndole que vuelva fueron una nota discordante en el desarrollo del acto que, además, se transmitía en vivo por televisión a todo el país. En ese éxtasis estaba el diálogo que el presidente mantenía con los rafaelinos. El intendente Perotti y el gobernador Jorge Obeid -quien había sorteado con dignidad algunos chiflidos cuando momentos antes hiciera su discurso- sonreían henchidos de satisfacción, pero el diablo metió la cola. Aunque haya sido un poquito. Fue cuando en medio del fervor y arrancando a su voz esforzados gritos el presidente nombró a la ciudad que tan cálidamente lo recibía pero le erró, y feo: "San Rafffff....", dijo. Entonces se dio cuenta y corrigió sobre la marcha. La gente quedó expectante, luego sobrevino una risa generalizada y posteriormente un aplauso tras el gesto con que el mandatario pidió perdón. Frente al palco de periodistas un rubicundo lugareño se dio vuelta, extendió los brazos en cruz e interrogó al centenar de hombres de prensa: "Che, este no será Menem disfrazado, ¿no? Se equivoca igual". Claro que el presidente no se enteró de la duda. Y menos mal. Porque poca gracia le hubiera hecho.
| La diputada Potter La lectura sigue siendo imán de multitudes en la Argentina, más allá de los escépticos que pronostican su inminente final a manos de la informática y los medios audiovisuales. Como prueba, basta mencionar la gran cantidad de chicos y no tan chicos que colmaron anteanoche las librerías locales en procura de un ejemplar de la última novela de la saga de Harry Potter. Sin embargo, entre los numerosos adolescentes se detectaron caras conocidas, y no precisamente dentro de ese rango de edad. La diputada nacional (PJ) Irma Foresi, por ejemplo, acompañó a su hijo y para acortar la espera se sentó a tomar un café en la confitería de Corrientes y Córdoba. Después de que el nene lo termine, ¿se lo pedirá prestado? | | | | "No tendría problemas en reconocer a Rosario como la segunda ciudad de la República" Luis Juez Intendente de Córdoba | Ver noticia | | |