Luis Juez: "Podría reconocer a Rosario como la segunda ciudad del país"

El intendente de Córdoba consideró que ambas son "increíbles" y que no se las puede obviar

Pablo R. Procopio / La Capital

"No tendría problemas en reconocer a Rosario como la segunda ciudad del país". La confesión vino nada menos que del intendente de Córdoba, Luis Juez. ¿Cómo? ¿Quién podría imaginar que un cordobés llegue a tanto? Si hay algo que los distingue es su autoestima. Pero en el caso del jefe municipal de la capital mediterránea, todo es posible. Hasta mostrarse capaz de admitir un tercer puesto. Los elogios proferidos el miércoles último a la administración rosarina fueron tantos que a Juez no le quedó otra que despacharse con esa frase. Hasta sostuvo: "Rosario es un ejemplo que está a 350 kilómetros". Luego, prometió aprender de la administración local. Quizás la estrategia sea "copiar para salir a ganar". En cualquier caso, el compromiso de integración firmado esta semana junto al responsable del Palacio de los Leones, Miguel Lifschitz, evidencia una clara intención de dejar de lado viejas antinomias y buscar el crecimiento conjunto. Una buena idea.

Juez, con 40 años, forma parte de un proceso de renovación generacional dentro de la política de Córdoba. Fundó el Partido Nuevo y descolló. Justamente, la novedad pasa por la conformación de su gabinete: está integrado por un 90 por ciento de funcionarios sin la más mínima experiencia de gestión; ni siquiera tienen militancia política pero están dispuestos aprender y a tomar nota de lo que hicieron los demás.

Sin embargo, el referente de La Docta no es un improvisado de la política. Peronista desde los 17 años, empezó a involucrarse en la cuestión partidaria junto a su actual enemigo: el gobernador (de Córdoba), José Manuel de la Sota. Abogado, hincha fanático de Talleres, familiero (casado y con tres hijos) es percibido por los habitantes como un hombre honesto. Fue diputado provincial del Partido Justicialista entre 1994 y 1996, aunque renunció el 16 de setiembre de ese año en protesta por el aumento de dietas que habían votado sus colegas del Parlamento. De la Sota lo nombró en el directorio de Vialidad Provincial y en la Fiscalía Anticorrupción. Pero el 10 de octubre de 2002, lo echó de este último sitio por divulgar denuncias que involucraban al mandatario provincial. Lejos de amedrentarse, el ahora intendente se cortó solo y salió a pelear desde otro lugar, mientras recuerda a su ex adláter como "un menemista rubio".

En un alto de la visita (¿protocolar?) de Lifschitz, habló con La Capital. Se mostró futbolero, un tipo que maneja el lenguaje de la calle y exhibe su impronta cómica. Se mueve con total libertad por la ciudad y habla con la gente en su mismo idioma. Tan así es que él mismo manejó la Renault Kangoo de la Municipalidad con la que recorrió Córdoba junto a Lifschitz.

"El cordobés tiene un orgullo muy particular, yo me reconozco un fiel negro cordobés, creemos que somos el pupo del mundo porque estamos en el medio del país", graficó Juez.

-¿Se terminó la competencia permanente entre Rosario y Córdoba?

-En realidad, la idea es armar una relación con la ciudades más importantes. También va a venir (el jefe de gobierno porteño Aníbal) Ibarra. Formar un bloque entre las ciudades nos permitirá hacer planteos con mayor firmeza ante el gobierno nacional. Queremos terminar con la vieja pelea entre unitarios y federales. Córdoba y Rosario son dos ciudades increíbles que no pueden ser obviadas en cualquier contexto. Te digo una cosa en serio: venimos siguiendo el gobierno de Rosario desde hace rato. Mientras en Córdoba se destruía el sistema de transporte, ustedes lo consolidaban. Mientras acá se hacía añicos la salud y se la trataba de gerenciar, en Rosario la consolidaban. Mientras acá de repartían módulos alimentarios, tu ciudad practicaba una política social distinta. Ustedes son un espejo donde mirarse, si no querés copiarlo es porque sos un necio.

-¿Entonces, Rosario está mejor que Córdoba?

-No tendría problemas en reconocerla como la segunda ciudad del país.