| sábado, 21 de febrero de 2004 | Emergencia en Aeroparque. La pericia del comandante impidió una tragedia El piloto logró aterrizar un avión que perdió una rueda al despegar Un neumático de una nave de Austral se desprendió y cruzó la avenida Costanera sin producir víctimas Un avión con 155 personas a bordo tuvo que hacer ayer un aterrizaje forzado en el aeropuerto internacional de Ezeiza, luego de volar una hora en emergencia por la pérdida de una rueda en la maniobra de despegue desde el aeroparque Jorge Newbery de Buenos Aires.
Gracias a la pericia del piloto, Eduardo Perrota, el aterrizaje se produjo sin que se reportaran víctimas humanas, aunque el avión perdió una segunda rueda al llegar a Ezeiza, rozó el piso con un ala y dejó algunos pequeños pozos en la pista.
También hubo daños en el aeroparque metropolitano, debido a que la rueda cuyo desprendimiento originó la emergencia, golpeó la reja perimetral de la estación aérea, picó sobre la avenida Costanera y terminó en el club de Golf, en un derrotero similar al que siguió el avión de Lapa accidentado en 1999 cuando murieron 64 personas. El neumático hizo el mismo camino desde la cabecera sur que aquel avión siniestrado que terminó en llamas en el campo de Golf.
En ambas aeroestaciones, los testigos coincidieron en que presenciaron milagros, mientras los expertos, que en un principio minizaron el riesgo, admitieron que en aeroparque hubiera ocurrido un desastre si la rueda tocaba un coche en la avenida Costanera .
El avión en emergencia era un MD83 de la empresa Austral que despegó a las 13.15 con destino al aeropuerto internacional de Iguazú, en Misiones.
La máquina, tras detectarse la pérdida de la rueda, cambió de rumbo y voló durante más de una hora en círculos sobre el río de la Plata con el fin de quemar combustible y reducir al mínimo la posibilidad de un accidente por una fricción con la pista.
En la cabecera sur de aeroparque, la rueda siguió de largo cuando el avión decoló, cruzó sin tocar el sistema de aterrizaje por instrumento ILS, pegó contra el cerco, lo rompió, levantó vuelo y picó en la avenida Costanera, sin tocar ningún vehículo.
La rueda de casi dos metros de diámetro, dijeron los testigos, pasó sobre una construcción de color rosado y terminó en un campo de golf sin causar más que daños materiales, pese a que se desprendió a una velocidad de más de 266 kilómetros por hora.
En tanto, en la maniobra de aterrizaje, el avión perdió una segunda rueda y el piloto logró dominar a la máquina -que en ningún momento salió de la pista- a pesar del contacto de un ala con el piso.
Los pasajeros fueron evacuados de inmediato a bordo de colectivos y fueron llevados al edificio del aeropuerto para su posterior traslado al aeroparque de Buenos Aires y luego el reembarque con destino a Iguazú.
Operativo de emergencia Las autoridades del aeropuerto de Ezeiza habían puesto en marcha una operación de emergencia con la movilización de médicos, bomberos y socorristas para atender a los pasajeros ante una posible emergencia.
Fuentes aeronáuticas dijeron desde el mismo momento en el que se declaró la emergencia, que no iban a presentarse problemas para el aterrizaje debido a que los pilotos están entrenados para este tipo de casos. Sin embargo, cuando se conoció que el caso terminó sin tragedia, admitieron que la situación fue al menos "delicada".
Un joven oriundo de Villaguay y su tío fueron testigos de lo ocurrido poco después de las 13.15 cuando el avión partió con la intención de llegar a Iguazú con 155 personas a bordo. El muchacho quería ver despegar los aviones y hacia allí fue con su tío. "Estábamos en la cabecera, vimos un avión grande y cuando levantó la trompa la rueda siguió carreteando, rompió la reja pero levantó vuelo, picó dos veces en el asfalto y se fue al campo de golf", explicó el testigo. (Télam) enviar nota por e-mail | | Fotos | | La rueda desprendida rebotó sobre la avenida Costanera y terminó en el club de Golf. | | |