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 domingo, 04 de enero de 2004

EDITORIAL
Argentina y los aborígenes

La identidad nacional está construida sobre múltiples y heteróclitos factores, entre los cuales predomina el componente inmigratorio. Aquel nutrido contingente humano que "bajó de los barcos" constituye, en efecto, la marca dominante de una Nación aún muy joven: italianos y españoles, fundamentalmente, pero también otros pueblos europeos, se erigieron como la base sobre la cual se edificó a partir de la segunda mitad del siglo XIX un país que llegó a estar entre los primeros del mundo a principios de la centuria siguiente. Sin embargo, existe un núcleo que forma parte central de la Argentina y al que muchas veces -tristemente- se subestima o ignora: los aborígenes. De allí que resulte tan sorprendente como valiosa la iniciativa de censar a los pueblos indígenas que habitan en el territorio nacional.

El proyecto motorizado por el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Indec) y el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Enai) se convertirá en auspiciosa realidad a partir del mes de marzo próximo. Desde entonces, un "ejército" compuesto por un millar de censistas recorrerá pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, barrio por barrio, a fin de relevar cuántos son los aborígenes, y cómo viven.

Cuando los conquistadores españoles llegaron a estas tierras, los pueblos nativos eran muchos y diversos, y ocupaban la integridad del suelo de la patria. Desde los remotos canales fueguinos hasta la inhóspita Puna, de aire delgado y casi irrespirable, etnias poseedoras de rasgos propios e intransferibles le conferían identidad a este distante rincón del globo. Huarpes, comechingones, sanavirones, diaguitas, calchaquíes, araucanos, querandíes, tehuelches, guaraníes, matacos, tobas, guaycurúes, mapuches, onas y puelches son algunos de los eslabones que forman la cadena. De ellos, sólo quedan rastros. Pero sus huellas son rasgos que han quedado impresos para siempre en el rostro definitivo de la Nación.

Pese a ello, será la primera vez en la historia argentina que se efectuará una encuesta de estas características. Resulta interesante destacar que los censistas serán también indígenas, a fin de que conozcan la lengua de aquellos a quienes deben encuestar. Entre las preguntas que se realizarán, las más importantes buscarán averiguar qué lenguas se utilizan, y si los aborígenes tienen acceso a la tierra o conocen cuáles derechos les asisten.

El país tiene una fuerte deuda con las etnias nativas. Conocer en qué estado se encuentran es un excelente primer paso para comenzar a saldarla.

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