| domingo, 04 de enero de 2004 | Charlas en el Café del Bajo -Desde este otro mundo de calma y silencio, Inocencio: ensayé ayer a la mañana muy temprano una reflexión sobre el amor: "El amor es un regalo maravilloso de la Creación que lo prodiga para que nosotros, asimismo, lo prodiguemos a los demás. El amor se entrega en distintos paquetes: el amor a un hijo en el paquete delicado del cuidado, de la preocupación, de la abnegación, de la enseñanza y del cariño; el amor a una madre en el paquete no sólo del cariño, sino del agradecimiento y el respeto; el amor a un padre viene en la caja de la amistad, el deseo de aprender, el afecto, la admiración y el respeto; el amor a un hermano se entrega en la caja de la unidad; el amor a una esposa o a un esposo a un novio o un amante viene en una caja algo especial: finamente adornada con la pasión, el deseo y la necesidad. Pero todas estas cajas tienen un contenido común: el acto de la entrega, la tolerancia y la comprensión. Por eso he dicho tantas veces que la esencia del amor, el contenido en este caso, es siempre la misma". Bueno Inocencio, creo que es hora de que usted transcriba las últimas cartas que nos han enviado los lectores sobre este sublime sentimiento, de manera de cumplir con lo pactado, pues no sé si recordará que al iniciar este ciclo sobre el amor prometimos algo.
-¡Se da cuenta don Hipólito! El hace las promesas pero yo debo cumplirlas, ¡qué Candi éste! Leo más cartas sobre el amor: "Candi: vivir para el amor es fantástico; es ayudar desde cada uno a construir un mundo mejor, sin egoísmos. Es enseñarle a nuestros hijos con ejemplos que a pesar de que en el amor hay riesgos, miedos, sufrimientos y lágrimas es lo que le da sentido a nuestras vidas. Enseñarles en el día a día el amor con proyectos. Amar con responsabilidad es el camino a la paz". No estoy muy seguro de si quien envía el mail es Romina o Esperanza, pero es muy lindo.
-Lea uno usted, Hipólito: "Según la liturgia católica el día domingo 28 próximo pasado se conmemoró la matanza de cándidos e inocentes niños ordenada por el entonces Herodes, Rey de Judea, con el propósito de incluir en ella al pequeño Jesús que suponía un riesgo futuro para su reinado. Considero bueno ese recuerdo para tratar de interpretar la razón de aquél nacimiento partiendo de la frase: el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, escrita por Juan, el discípulo más joven, en el prólogo de su evangelio, pues sabemos que en la oración gramatical el verbo es la palabra activa por excelencia al expresar la función del sujeto; el hecho materializado; la idea en acto; la voluntad obrando y -refiriéndonos a Jesús- sus enseñanzas magistralmente sintetizadas en una de sus postreras recomendaciones a sus discípulos a modo de mandamiento: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado". Seguramente no hallaremos en nuestro mundo dos o más partes de algo que sean iguales entre sí pero cada parte por grande o pequeña que fuere tiende a formar un todo que llevado al infinito conjuga eternamente en tiempo presente y nos atrae como un imán invisible -por causas indeterminables en su conjunto- que terminarán por convencernos tarde o temprano que en nuestra limitada vida nos representamos el bien y al mal conforme a nuestros propios intereses según la persona, el tiempo y el modo que utilicemos para conjugar el mandamiento de aquel sapientísimo Verbo Encarnado". Juan A. Mattheus.
-Otras definiciones enviadas por Carmen: 1) Cuando los espíritus de dos personas se unen en una relación física plena, allí está toda la dulzura y el placer del amor de pareja, pero sólo si estas almas siguen evolucionando en el conocimiento de la esencia del ser ese sentimiento crecerá hasta la eternidad, experimentando el gozo máximo de la vida. 2) Sólo las almas que buscan perfeccionarse en el bien y la verdad pueden cumplir con el mandato para mantener el amor que es: ser feliz con la felicidad del otro y por consecuencia alcanzar también la paz individual. 3) Cuando el amor causa sufrimiento no es amor. Puede ser capricho, egoísmo, orgullo herido, enfermedad, locura, porque el amor es constructivo y busca siempre el gozo en el bien, en el perdón, comprensión, paciencia, aceptación, porque el que sabe amar sólo disfruta practicando las virtudes y desecha todo lo negativo y destructivo, tanto en las acciones como en los pensamientos". Carmen Vincent.
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