Año CXXXVII Nº 48256
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Educación 03/01
Campo 03/01
Salud 31/12
Autos 31/12


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 04 de enero de 2004

El país a pedir de Kirchner

Mauricio Maronna / La Capital

Sin frentes electorales a la vista, el 2004 debe ser el año clave para que Néstor Kirchner demuestre lo que de él se espera: capacidad de gestión para instrumentar políticas activas de empleo que les permitan a millones de ciudadanos insertarse en la estructura productiva.

Desde el 25 de mayo pasado hasta hoy, el presidente mantuvo las riendas cortas a la poderosa estructura del PJ bonaerense, ese animal político alimentado por la cultura del clientelismo y la lógica del aparato que, desde 1987, le mostró a todos los presidentes que para pasar a jugar con éxito en las ligas mayores había que dejar una ofrenda que satisfaga al capellán.

La vigorosa catarata de señales políticas que partieron desde el poder central destinadas a recomponer los lazos entre política y sociedad hicieron sentir en carne propia al mismísimo Eduardo Duhalde que era hora de cambiar de estrategia. "Esto así no va más, muchachos. Lean los números de las últimas elecciones a gobernador: cada vez vota menos gente, los piqueteros nos están comiendo a los militantes y, en definitiva, Kirchner está haciendo lo que la gente quiere que haga", apostrofó a los caciques del conurbano, perdidos como perros entre los cohetes de Nochebuena frente a ese pingüino al que llevaron al poder confiando en que lo manejarían como una marioneta, y les pagó primero con la indiferencia, después con lecciones de urbanidad y por último amenazando con patearles todos los hormigueros de los planes sociales.

Ahora, los barones necesitan más de Kirchner que el santacruceño de ellos. "Y si no acatan les mandamos a Cristina", es el mensaje por ahora encriptado en algún despacho de la Casa Rosada.

"Yo no voy a mover un dedo contra el Lupín. Si salimos a bombardear la esperanza de la gente, el peronismo va a terminar como la UCR: con el certificado de defunción en la mano", le dijo Duhalde a Carlos Reutemann en las últimas horas. El mismo mensaje lo repitió ante otros gobernadores todavía díscolos a aceptar el liderazgo incondicional del santacruceño.

La reconstitución del poder presidencial cumple una ley no escrita en el PJ: el que gobierna manda y el resto acompaña. Los liderazgos bicéfalos conducen a la hecatombe del movimiento, como quedó demostrado en la feroz pelea Menem-Duhalde, que terminó con Fernando de la Rúa sentado en el Sillón de Rivadavia.

La voz brutal le correspondió (una vez más y van...) a Jorge Asís: "Quiero renunciar ya a esto que se dice llamar peronismo pero no se sabe bien qué es. El problema es que no tengo a quién presentarle la dimisión. ¿Alguien sabe quién es el presidente del partido?".

El jefe del Estado en algo se parece a Carlos Menem: aprovecha su poder para penetrar en la oposición, coptar a dirigentes y resquebrajar cualquier frente que intente poner en duda su mácula de outsider de la política (que no lo es). Sin embargo, propone a la "atea militante" Carmen Argibay para integrar la Corte y logra que -salvo los dinosaurios de siempre- los factores reales de poder acaten sin hacer demasiadas olas las declaraciones de la pintoresca jurista.

Los restos del Frepaso (algunos de cuyos dirigentes hacen gala de un travestismo patético) ya fueron coptados por el kirchnerismo sin temor a quedar en la historia como las Adelinas del sureño, y la indómita Lilita escupe hiel al comprobar que en su partido hacen cola para pegar el salto hacia las zanahorias con que seducen desde el poder (¿La tenían a la hormiguita Graciela Ocaña conduciendo el Pami?).

La excepción que confirma la regla es el Partido Socialista santafesino, capaz de soportar cualquier intento que no supere la seducción. "¿Para qué se va a quedar (Hermes) Binner dando vueltas en el PS si tiene todo el futuro de su lado ligándose a Kirchner, (Aníbal) Ibarra, Luis Juez (intendente de Córdoba) y Martín Sabbatella (intendente de Morón? Si no se mueve va a quedar atrapado en la red del viejo (Héctor) Polino y de (Jorge) Rivas, que solamente sirven para hacer discursos", se le escuchó decir en Rosario a Carlos Chacho Alvarez.

"Si Hermes se va del partido se convierte en un apéndice de los peronistas, que lo van a mostrar hasta que no les sirva más. Es lo que tratamos de hacerle entender cuando la ofensiva se hizo fuerte. Vamos a ver qué hace, no creo que se convierta en otro (Héctor) Cavallero", dijo el viernes a La Capital una conspicua fuente socialista. Mientras tanto, Miguel Lifschitz acumula masa crítica recorriendo barrios y haciendo acto de presencia en cualquier evento social en el que se enciendan los focos.

En verdad, a Kirchner ya no le preocupa pegar al socialismo a su escudería: tomará los votos (y los diputados) que cosechará el PS en las legislativas del 2005 en Santa Fe como adherentes a su proyecto de transversalidad. "Ahí no solamente vamos a tener masa crítica también conseguiremos nuevos avales para la reelección", se entusiasma un ex frepasista rosarino que nunca aceptó canonjías en la triste época de la Alianza y que ahora admite su seducción por el kirchnerismo.

El hombre, de diálogo frecuente con el canciller Rafael Bielsa, admite una versión lanzada hace poco menos de un mes por este diario: "El Rafa dijo que jugaría sus cartas a gobernador santafesino si el presidente se lo pide". Pero para esa historia faltan sortear varias hojas del almanaque.

El desafío para el primer mandatario es equiparar las diferencias que existen entre sectores ligados al agro, que experimentan un reverdecer de las esperanzas con el milagro sojero y la sustitución de importaciones, y la pauperización que se observa en las grandes ciudades.

La provincia de Santa Fe es un buen ejemplo para mostrar lo que alguna vez se graficó como Belindia: un estamento social con niveles parecidos a los de Bélgica y otro, mucho más numeroso en cantidad, inmerso en la pobreza extrema, símil de la India.

En esta columna se escribió el domingo pasado que el gobernador Jorge Obeid merece tener su tiempo de gracia al frente del Ejecutivo; ahora también debe repudiarse la agresión cobarde que sufrió en el Arzobispado de la capital de la provincia.

Pero como el que avisa no es traidor, habrá que recordar también que el titular de la Casa Gris fue advertido sobre el peligros que significaba iniciar su gestión con funcionarios que, lejos de derramar ejemplaridad, al menos en sus palabras cometieron la gaffe de privilegiar cuestiones vinculadas a la economía personal.

Obeid está tironeado por las versiones sobre renuncias en su gabinete (al menos un ministro tendría los días contados en el gobierno), la agresividad de un grupo de damnificados por las inundaciones, la puja salarial de UPCN, judiciales y otros gremios estatales, y por quienes lo acicatean irresponsablemente a declararle la guerra a Reutemann como una manera de ganarse la esquiva confianza de Kirchner.

Como en aquellos matrimonios que vienen de varias separaciones y descendencia prolífica, el gobernador deberá convivir con los míos, los tuyos y los nuestros.

"El que quiere cabalgar que busque una montura que se amolde al caballo. No se puede vivir en permanente revolución, esos tiempos ya pasaron, tenemos que ser progresistas, pero cautos".

Aquella máxima setentista de Juan Domingo Perón (un baño de sentido común en medio de la irracionalidad de la época) debería repiquetear hoy con toda la fuerza en los oídos de los gobernantes.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados