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 sábado, 03 de enero de 2004

Una mujer mató de un tiro a un asaltante frente a su quiosco
Según la policía, advirtió que cuatro hombres le robaban a su marido. Tomó unaescopeta y disparó. Está embarazada y tiene cuatro hijos. Fue en barrio Ludueña

Eduardo Caniglia / La Capital

La perdigonada resonó en Formosa al 400 bis, una calle de tierra del barrio Ludueña. Eran las ocho y media de la noche y Mirta Anahí Moreyra gatilló una escopeta calibre 16 contra uno de los cuatro hombres que, según la versión policial, estaban asaltando a su esposo, el propietario de un pequeño quiosco. El maleante se desplomó al suelo y murió prácticamente en el acto. Una hora después, los gritos hostiles contra la mujer y su marido tronaron cuando un móvil policial los llevaba detenidos a la comisaría 12ª y alimentaron algunas dudas acerca de cómo ocurrió el suceso.

Marcelo Lescano, de 44 años, y Mirta Moreyra, de 36, habían llegado a la barriada hace un mes. Alquilaron una humilde casa de material de Formosa 430 bis e instalaron un quiosco frente a un descampado poblado por algunos juegos infantiles. De acuerdo con la reconstrucción del suceso que realizó una fuente policial, a las 20.30, cuatro hombres llegaron al comercio y encañonaron a Lescano para asaltarlo. El hombre atendía detrás de una ventana enrejada cuando lo apuntaron con un arma.

El más chico de los cuatro hijos de la pareja divisó a su padre inmovilizado y avisó a la madre. Moreyra salió por la puerta con una escopeta y abrió fuego. Y un proyectil atravesó el cuerpo de uno de los ladrones, que cayó sobre un patio, detrás del cual se levanta la casa.

Martín Cuenca, un muchacho de 25 años con antecedentes penales, murió unos segundos después en medio de un charco de sangre. Durante el atraco, uno de los intrusos gatilló su arma y un balazo impactó en una de las paredes. Aunque no se precisó si ese proyectil salió disparado antes o después de que Moreyra jalara su escopeta.

Anoche, un grupo de vecinos se congregaron frente a la casa de Formosa al 400 bis. Algunos estaban exaltados y otros se quejaban de la ola delictiva que padecen en el barrio. Los primeros decían que la mujer es "una traficante de droga" y hasta negaban que el hecho fuera el desenlace de un intento de robo. Tampoco podían precisar lo que había ocurrido.

A unos pocos metros, un muchacho, en voz baja, aseguraba que ese sector de la ciudad es "una de las zonas rojas" de Rosario. Y detallaba un mapa delictivo que recorre las dos cuadras de tierra que comienzan en Formosa y Gorriti, atraviesan dos pasajes y termina detrás de las vías, donde se levanta una villa. "No hablés boludeces. Esta mina vende droga", le replicó un pibe vestido con bermudas. "Yo hablo de los robos, no de la droga", respondió el joven.

Adentro de la casa, la pareja les explicaba a los investigadores de la Brigada de Homicidios cómo había sido el suceso y un grupo de policías del Comando Radioeléctrico custodiaba. Cuando ya habían transcurrido un hora y media del incidente, Moreyra atravesó la puerta del inmueble. La mujer, embarazada de ocho meses, caminó compungida los metros que la separaban del patrullero custodiada por uniformados. Y entonces un oro de insultos retumbó en la calle. "Hija de puta. Traficante", gritaron algunas mujeres y muchachos. Moreira no levantó la vista y se subió al vehículo.

Detrás de ella lo hizo Lescano, que también fue despedido con gritos hostiles. A la pareja la llevaron a la comisaría 12ª, donde al cierre de esta edición prestaba declaración. Cuando la bronca de algunas de las personas que estaban frente a la casa se había aquietado, llegó una de las hijas del matrimonio, de unos 10 años.

Entre sollozos, parecía que no podía entender lo qué había ocurrido. Sólo quería entrar a la casa y estaba angustiada porque no sabía con quién se quedaría ella y sus hermanos. Un oficial del Comando Radioeléctrico la tranquilizaba diciéndole que un familiar se haría cargo de "los chicos".

También acudió a la casa de Formosa al 400 bis el propietario de la casa. El hombre, que había alquilado el inmueble un mes atrás a los Lescano, estaba desconcertado. "No sé lo que pasó. Me habían pagado diciembre. Yo casi ni los conocía porque la operación se hizo a través de una inmobiliaria. Ahora no sé lo qué va a pasar", se lamentaba.

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Mirta Moreyra tomó una escopeta y de un solo tiro mató a Martín Cuenca.

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