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 sábado, 20 de diciembre de 2003

El pesebre que cambió de historia

De entre los muchos pesebres que existían en Oriente, que eran los lugares donde se guardaban los animales, hubo uno que cambió la historia. Se transformó, de un sitio que tiene poco de agradable, en algo tan maravilloso que los mejores artistas, músicos y poetas a través de los tiempos se ocuparon de él para dedicarles su arte, sus músicas y sus poemas, siendo recordado a través de 20 siglos hasta nuestros días. ¿Qué hizo la transformación? Fue la presencia de Cristo. Sí, Jesucristo, que era Dios mismo, tomando forma humana, no tuvo otro lugar para nacer más que en un humilde pesebre en la aldea de Belén. Y donde Cristo entra, todo lo transforma; y esa transformación tan maravillosa que operó en el pesebre de Belén quiere hacerla hoy en tu vida si le das lugar en tu corazón. Quiere poner paz donde hay contiendas y conflictos; poner felicidad donde hay tristeza; poner un motivo y sentido por el que vivir donde hay desorientación, desilusión y frustración. Quiere darte la solución al mayor problema que tienes como ser humano, y es la salvación eterna de tu alma. El mismo significado de su nombre, Jesús, que quiere decir salvador, explica el motivo de su venida a este mundo. La Navidad y el calvario tuvo un mismo propósito, porque El vino para morir en la cruz por nuestros pecados y darnos esa vida eterna que se comienza a disfrutar cuando le recibimos como salvador y trasciende por toda la eternidad. Cristo mismo dijo estas palabras: "Yo he venido para que tengan vida, y vida en abundancia". Que al recordar esta nueva Navidad, reflexionando sobre el motivo de su venida a este mundo, le demos entrada en nuestras vidas como nuestro salvador y comencemos a disfrutar de la vida abundante que El ofrece.

Jorge Raúl Alonso

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