| miércoles, 17 de diciembre de 2003 | Talleres para padres de niños con cáncer en el Vilela En los últimos tiempos, la calidad de vida de los niños con cáncer mejoró notablemente gracias al surgimiento de nuevas terapias. A pesar de ello, la confirmación de la enfermedad genera angustias y ansiedad. Resulta difícil asumir que un niño que recién comienza a descubrir el mundo, ya tiene que luchar por su propia vida. Generalmente, con el paso del tiempo, los padres aceptan la situación y comienzan a aparecer dudas acerca del tratamiento y los cuidados especiales que requieren sus hijos. Para dar respuestas a estos interrogantes, a mediados del año pasado se formó el equipo de extensión a la comunidad dependiente del servicio de hemato-oncología del Hospital de Niños Víctor J. Vilela.
El grupo se integra de personas provenientes de distintas disciplinas que decidieron unir fuerzas para contener a quienes atraviesan por esta compleja situación. Lo constituyen la jefatura médica del servicio de hemato-oncología, el departamento de enfermería, el servicio de trabajo social, el área de salud mental, las voluntarias, la Escuela Domiciliaria y Hospitalaria nº 1254, y dos organizaciones no gubernamentales, el Cenaih (Centro de Apoyo Integral Hemato-Oncológico, entidad que gestiona medicamentos, ofrece apoyo psicológico, y brinda alojamiento a los pacientes y a sus familiares) y la Fundación Fundaser. Esta última colabora con el servicio de hemato-oncología en el sostenimiento y concreción de los transplantes de médula ósea.
La jefa del servicio de enfermería, Susana Quiroga, contó a La Capital cómo surgió la iniciativa. "Cada uno desde su lugar de trabajo se planteaba de qué manera ayudar a los niños internados y sus familiares. Recién a partir de mediados del año pasado nos juntamos para iniciar los talleres informativos para padres. Los resultados de la experiencia son muy buenos, logramos calmar los temores", dijo.
Espacio de reflexión De acuerdo a las dudas de los padres, se eligen los temas de los talleres. Entre otros, se abordan los cuidados higiénicos del catéter, higiene y prevención de infecciones, leucemia linfoblástica aguda infantil, quimioterapia y registro de donantes de células hematopoyéticas.
Quienes perciben de cerca las preocupaciones y miedos de los familiares son las enfermeras. Mientras brindan asistencia a los niños, suelen escuchar las dudas de los padres. También las voluntarias mantienen un trato cercano con los familiares, comparten el mismo lenguaje, desprovisto de términos científicos.
La idea de los talleres es ofrecer un espacio de reflexión para los padres de los niños afectados, ya que el momento de la consulta médica muchas veces resulta escaso para responder a todos los interrogantes. Según la licenciada en Trabajo Social, Gloria Berardo, "las reuniones posibilitan que los padres intercambien ideas y se ayuden. Muchas veces la solución a una dificultad surge de un papá con más experiencia. Además, el encuentro es aprovechado para reflexionar sobre situaciones que resultan difíciles de sobrellevar individualmente".
Cuando en las reuniones quedan temas por resolver, se plantea una consulta personal con los médicos, las maestras o las voluntarias.
El grupo ya está diseñando las actividades del año próximo, que incluirán la promoción del intercambio con otras agrupaciones similares del país, la continuidad de los talleres y su correspondiente difusión, y el asesoramiento a entidades que lo requieran. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Distintas diciplinas integran al grupo. | | |