| miércoles, 17 de diciembre de 2003 | Arroyito Roban $600 y valiosos relojes de una vivienda Los tres hombres muy bien vestidos llegaron a la casa de la zona norte de la ciudad con una excusa creíble. Uno de ellos le dijo a la empleada doméstica que abrió la puerta que debía cumplir con un trámite de rutina. La mujer entornó levemente la abertura y, en contados segundos, se dio cuenta de que había caído en una trampa: el hombre la empujó y tuvo que aceptar con resignación que junto a otros dos sujetos ingresaran a la casa. Después la tarea fue sencilla para los intrusos. Maniataron a la trabajadora, revolvieron todos los rincones de la vivienda y se llevaron 600 pesos y valiosos relojes de colección.
El atraco ocurrió cerca de las 10 de ayer, momentos después de que se produjeran dos asaltos a supermercados de la zona norte. Al respecto, la policía sostenía anoche que por las descripciones hechas por las víctimas sobre los maleantes, quienes llegaron a la casa de Arroyito no serían los mismos que atacaron los comercios.
En la casa de dos plantas de bulevar Avellaneda 324 bis sólo estaba Estela, una empleada doméstica que llega a ese inmueble dos o tres veces por semana para limpiar. A esa hora el timbre sonó en la casa y Estela dejó de lado su habitual precaución a la hora de verse con desconocidos. Abrió levemente la puerta cuando el ladrón le dijo que debía firmar un recibo.
La empleada casi no tuvo tiempo de bajar la vista para mirar el formulario cuando el intruso le asestó un tremendo empujón y terminó en el suelo. Desde allí vio a los tres hombres adultos y bien vestidos que entraban a la casa. Después, uno de los maleantes la encañonó con un revólver y la obligó a sentarse en un viejo sillón del living comedor. Allí le ataron las manos y los pies con retazos de tela.
Aturdida y muy asustada, vio cómo los asaltantes recorrían y revolvían la casa en busca de elementos de valor. Incluso fueron a la planta alta de la vivienda y no dejaron cajones de armarios y placares sin abrir. "Desarmaron todo y hasta dieron vuelta los colchones", explicó Marta, la dueña de casa una vez que llegó al lugar.
La búsqueda de los maleantes fue selectiva. Recogieron los 600 pesos que Marta tenía guardados para pagar "algunas cuentas" y algunas valiosas alhajas de colección que la mujer atesoraba desde hacía muchos años. "Se llevaron relojes de plata Longine y Tissot, que eran una herencia familiar", explicó Marta, que no pudo precisar el valor de las joyas.
Antes, le habían preguntado varias veces a Estela dónde estaba el dinero. La respuesta de la mujer fue siempre la misma. Les dijo que no sabía. En ese momento, un filoso cuchillo rozó su brazo.
Ayer a la tarde, en las habitaciones de la vivienda todavía quedaban rastros del desorden que provocaron los ladrones. Los cajones tirados en el suelo eran las marcas evidentes del paso por la casa de los hampones. enviar nota por e-mail | | |