| domingo, 16 de noviembre de 2003 | Eliminatorias El triunfo debido Argentina goleó 3 a 0 a Bolivia y está puntero Gustavo Conti / La Capital Ni mucho, ni poco. Lo necesario y esperado. Argentina no saldó la deuda que tiene con su público pero tampoco era de suponer que lo haría floreándose o humillando al limitadísimo rival que enfrentó anoche. Le bastó con algo menos de ocho minutos para cumplir lo que en definitiva debía hacer: ganarle a Bolivia claramente y seguir sumando puntos en este largo camino hacia Alemania 2006. La cuenta pendiente del enamoramiento será para cuando enfrente a rivales de otra jerarquía. Bolivia no lo fue ni lo será jamás mientras no supere sus traumas de equipo chico. Entonces la medida del plantel de Bielsa no sirvió anoche mucho más que para eso.
La lluvia y el frío que envolvieron al Monumental apenas comenzó el partido duró paradójicamente hasta el gol de D'Alessandro. Hasta allí el clima se había asociado como una burla a lo que el equipo de Bielsa ofrecía, un primer tiempo en donde no supo encontrarle la vuelta al cerrado esquema del rival y esa inoperancia se contagió a una tribuna muy poco propensa al aliento y que inclusive parte de ella se fue en el entretiempo a casita pensando que Argentina no la reconfortaba y que no había motivos para seguir sufriendo por lo que caía del cielo y lo que ofrecían los jugadores.
Por historia, por jerarquía individual y colectiva, Argentina fue siempre al frente y Bolivia siempre al fondo. La combinación entre Mercado y Botero a los cinco minutos, que el Kily González evitó que se transformara en gol, fue apenas un espejismo porque rápidamente quedó al desnudo la intención del equipo de Acosta de llevarse el punto.
Hasta los once minutos del complemento Argentina no había encontrado la vía para romper la doble línea de cuatro que se paró delante de Fernández. Sólo Aimar (siempre marcado como de D'Alessandro) pudo meter algún pase de gol, como al Kily, que éste desperdició, o las más clara habilitando a Delgado, que resolvió como un principiante.
Por eso la apertura tuvo que venir por un gol de pelota parada, lo cual deja un claro déficit en el que Bielsa deberá hacer hincapié para que rivales tan timoratos no lo compliquen. Después, claro, todo el mundo sabía que con espacios Argentina haría una mayor diferencia y por eso no sorprendió que Crespo primero, aprovechando un centro de Delgado y una duda defensiva, y Aimar después con una joyita, definieran rápidamente el pleito.
En un rato entonces dejó de llover y el equipo empezó a sentar las verdaderas diferencias con su adversario. Y como esto es fútbol, la apatía del primer tiempo quedó en recuerdo. Es más, hasta pareció que desde el gol de Aimar el partido estuvo de más porque claro, el miércoles habrá que jugar en Barranquilla y no era cuestión de arriesgar demasiado.
Bielsa no entusiasma a la gente porque, entre otras cosas, ni siquiera cumplió con el pedido del hincha de meterlo a Saviola más tiempo. Esas actitudes del técnico quizás cambian el foco de atención sobre lo verdaderamente importante, que es la frescura que la nueva generación puede darle a este equipo hoy bajo la lupa. Cuando salió a relucir dejó entender que el feeling puede reaparecer. Es cuestión de tiempo, lo de anoche apenas fue un paso esperado. enviar nota por e-mail | | Fotos | | D'Alessandro grita con todo su gol, el primero. | | |