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 domingo, 02 de noviembre de 2003

El peronismo, en todas sus vertientes, dotó a Kirchner de máximo poder
El PJ ratificó su supremacía en todo el mapa político argentino
Ganó 12 Gobernaciones de las 19 que se pusieron en juego y tendrá quórum propio en ambas Cámaras

Walter Palena / La Capital

El peronismo consumará a partir del 10 de diciembre la supremacía política e institucional. Las periódicas elecciones que se sucedieron tras la asunción de Néstor Kirchner confirmaron el predominio del PJ en las Gobernaciones que se pusieron en juego hasta ahora (12 sobre 19); restan Entre Ríos, Chubut y Salta, en las que el justicialismo puede sacar el plus que le falta: quórum propio en la Cámara de Diputados (está muy cerca de lograr los 130). En el Senado, a pesar de los reveses electorales en Mendoza y Tucumán, supera con holgura el número necesario para imponer su posición.

Aun en este escenario de predominio político absoluto, no dejan de sorprender algunos detalles. Kirchner refuerza su identidad como un hombre "patagónico", pero salvo en Santa Cruz, el resto de los distritos sureños está en poder de radicales y un partido provincial, el Movimiento Popular Neuquino (MPN), comandado por el aspirante a referente de la centroderecha Jorge Sobisch, hoy aliado de Luis Patti.

También está el fenómeno de los grandes centros urbanos. En Capital Federal, Rosario y Córdoba no eligieron por el sello PJ, salvo en el caso de Aníbal Ibarra, cuya reelección fue posible gracias al apoyo que recibió de la Casa Rosada. Los porteños ven a Kirchner, como antes lo hicieron con Luis Zamora o Ricardo López Murphy, como el "garante" de la seriedad y pulcritud políticas, pero no adosan en él ningún sino peronista.


Todos unidos triunfaremos
Se sabe que la palabra "lealtad" configura el dogma iniciático de un buen peronista. El gobierno de Kirchner se encontrará a fin de año con un PJ dominante en el Parlamento. Pero recién en marzo del 2004 se sabrá cómo quedará la relación de fuerza entre las diferentes vertientes que habitan en el partido cuando se formen las comisiones en ambas Cámaras.

El dato no es menor si se toma como base el modo en que el peronismo consiguió imponerse en la mayoría de las provincias y cómo el aparato oficial jugó de acuerdo a sus conveniencias.

El eslogan "que se vayan todos" mostró ser un canto de sirenas de los sectores de clase media que moran en las grandes ciudades; esos seres dispersos a los que consulta la televisión y los encuestadores, como dice el filósofo porteño Tomás Abraham. La vigencia de los caudillos provinciales quedó patentizada en el calendario electoral del "país profundo".

Así, Gildo Insfrán, reelección indefinida mediante, consolidó su poder en Formosa con la ayuda de Kirchner. No fue el único lugar en donde el presidente apostó y triunfó. En San Juan, el senador José Luis Gioja le ganó a otro peronista (Roberto Basualdo) que se presentó al margen del partido con su propio movimiento. Antes había hecho lo propio Carlos Rovira, en Misiones, quien derrotó a Ramón Puerta, candidato de Duhalde y jefe político del PJ de esa provincia. Kirchner y Duhalde se jugaron en este distrito algo más que el "asado" que dijeron apostar por el triunfo de sus respectivos delfines.

En Jujuy fue reelecto el justicialista Eduardo Fellner con casi el 60 por ciento de los votos, y en Santa Cruz arrasó el kirchnerista Sergio Acevedo.

Insfrán, Gioja y Rovira están lejos de representar a la "nueva política" que pregona el estilo K. Pero el presidente les retribuyó su apoyo por la "lealtad" que le prodigaron cuando Kirchner se transformó en el candidato a presidente de Duhalde. De paso, se llevó una buena tajada de legisladores para ayudar al quórum propio en ambas Cámaras.

Ni hablar de lo que sucedió en la provincia de Buenos Aires. Además de ganar 19 bancas de diputados nacionales, fortaleció su alianza con el todopoderoso PJ bonaerense, que se constituye así en el fiel de la balanza del poder interno que el kirchnerismo pretende levantar con su proyecto de "transversalidad", ahora en desuso por la evidencia de los últimos resultados.

"En el peronismo somos todos soldados, pero la diferencia es que ahora no hay un solo general, sino un Estado Mayor Conjunto", graficó un legislador santafesino a La Capital, dando a entender que Kirchner deberá recostarse necesariamente en el bloque peronista y en los referentes políticos que salieron fortalecidos electoralmente.

Frente a semejante exhibición de poder, la oposición quedará con un margen exiguo de maniobra, por algo festejan los goles del honor. La UCR celebró el cuarto lugar de Margarita Stolbizer en la provincia de Buenos Aires, retuvo Chaco, Catamarca, Mendoza y Río Negro y le arrebató Tierra del Fuego al PJ. En Corrientes seguirá gobernando el radicalismo hasta el 2005.

Esto le alcanza a la UCR para seguir siendo la segunda fuerza en el Congreso, en detrimento de la estrella fugaz del centrismo de López Murphy, lugar que ahora quiere ocupar el neuquino Sobisch. El ARI y sus aliados están en permanente diáspora y su representación parlamentaria se verá reducida cuando se renueven los escaños.

El tiempo está a favor de Kirchner y el peronismo, una situación de hegemonismo puro cuyo contrapeso o límite estará dentro del propio PJ.

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Jorge Obeid ganó la gobernación de Santa Fe.

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