La presión compradora china y el clima explican el precio

Las compras realizadas por China, que sigue presionando al mercado, y la sequía que amenaza la futura cosecha nacional explican el alza del precio mundial de la soja, que acumuló un aumento del 48 por ciento en los últimos dos meses.

El precio de la soja creció más de un 4 por ciento la semana pasada en el mercado local, y se ubicó en el cierre de ayer en 635 pesos la tonelada para el disponible en los puertos argentinos, "aunque no podemos decir que haya alcanzado su techo, y podría seguir subiendo", comentó Adrián Seltzer, analista de la consultora Granar SA. "En principio, el comportamiento del precio mundial dependerá de que China siga comprando o no", señaló el especialista.

Los operadores chinos recalentaron la semana pasada el mercado mundial al comprar 1.150.000 toneladas de soja en Chicago, Estados Unidos, cuyas cotizaciones referencian los precios internacionales.

Al ser los principales motores de la suba mundial, se cree que si continúan comprando es porque prevén una suba mayor para el año próximo, y quieren hacerse del mayor volumen del poroto al menor precio.

Si este razonamiento "no es correcto, lo veremos en los próximos días con un retiro de la demanda, en cuyo caso las cotizaciones bajaran", indicó Seltzer. "Pero el mercado también está pendiente del clima en el Cono Sur", agregó el analista.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda, su sigla en inglés) había estimado una cosecha 2003/04 de 37 millones de toneladas de soja para Argentina y de 56 millones para Brasil, lo que daba un acumulado de 93 millones para los dos grandes productores del Mercosur.

Pero mientras los pronósticos para Brasil se mantienen en torno a los 56/58 millones de toneladas, la prolongada sequía registrada en las principales áreas productivas de Argentina cruza de interrogantes las estimaciones.

"Con los actuales niveles de humedad se está demorando la siembra de soja y si esta situación se prolonga, aunque después aparezcan las lluvias, difícilmente se obtengan los volúmenes previstos", apuntó Seltzer. Frente a este panorama "es lógico que el mercado se mantenga en alza especulando con una menor producción, aunque los ánimos podrían variar si hay lluvias el fin de semana", conjeturó.

Tampoco Ricardo Baccarín, de Panagrícola SA, cree que se cumplan los pronósticos desbordantes que vaticinaban una superproducción sojera para la próxima campaña local. "Seguramente se llegará a la siembra de las 13,6/14 millones de hectáreas previstas, pero por razones climáticas los rindes serán menores y entonces tendríamos mayor superficie ocupada pero una cosecha similar a la del año pasado (35,5 millones de toneladas)", indicó.

La reducción de las expectativas para Argentina, sumada al recálculo de las estimaciones de Estados Unidos, también por la sequía, explican el movimiento alcista. "Lo que impresiona de esta suba no son los valores, que se ubican en cifras similares a las de 1996, sino la velocidad de la trepada" indicó Baccarin.

En apenas 14 semanas, el precio de la soja en Chicago creció un 48 por ciento, y cerró ayer a 280 dólares la tonelada para el disponible y 292 dólares la tonelada, para entrega a noviembre.

Los precios influyen en la decisión de los productores que deben resolver la siembra de soja en las próximas semanas, pero no engorda en igual proporción sus bolsillos.

Según los analistas, de la cosecha pasada apenas quedan unos 9 millones de toneladas de porotos para vender a los abultados valores actuales, de los cuales el 80 por ciento está en manos de los acopiadores. Esto indica que los agricultores tendrían menos de 2 millones de toneladas de soja para aprovechar la trepada, que nadie se atreve a pronosticar cuánto más puede durar antes de comenzar la presentida "toma de ganancias", con un marcado descenso de los valores.