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 domingo, 02 de noviembre de 2003

Hemingway vuelve a su bar en La Habana

Con la instalación de una escultura tamaño natural, el novelista estadounidense Ernest Hemingway regresó para sentarse en el bar Floridita de La Habana, uno de sus lugares preferidos donde acostumbraba a degustar el famoso daiquirí.

  La estatua en bronce del autor de "El viejo y el mar" sentada en la barra, obra del artista José Villa Soberón, es un nuevo atractivo para los visitantes del bar-restaurante donde Hemingway solía pasar muchas horas hasta su muerte en 1961. La escultura, de 1,70 metros de altura y unos 300 kilos, muestra a Hemingway, vestido informalmente y con sandalias, en su postura habitual, como lo recuerdan antiguos empleados del inmueble, situado en el centro histórico de La Habana.

  "Queremos que esté aquí siempre, como a él le gustaba, en el lugar dónde él se sentaba en la barra del bar", dijo a la prensa Katiuska Criado, responsable de relaciones públicas del legendario Floridita, que abrió sus puertas en 1817 con el nombre de La piña de plata.

  El autor de "¿Por quién doblan las campanas?" frecuentemente ingería en el Floridita el trago bautizado como daiquirí, una mezcla de ron, limón, marrasquino, azúcar y hielo triturado, así como el mojito, otra famosa bebida cubana con los mismos componentes y una rama de hierbabuena, en la cercana Bodeguita del Medio.

  El remozado Floridita es uno de los lugares donde acuden obligadamente los seguidores de Hemingway, junto con la finca Vigía, su residencia en las afueras de La Habana, actualmente un museo, y donde se hospedaron sus amigos Ava Gardner y Gary Cooper.

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