 | lunes, 06 de octubre de 2003 | El politólogo cree que el país perdió su apetito de igualdad Natalio Botana: "Si Kirchner une integración social y crecimiento, quizás resulte eximido" El constitucionalista exhibió su visión descarnada de la Argentina, aunque consideró que no se debe perder la fe Carlos Roberto Morán / La Capital El constitucionalista y politólogo Natalio Botana observa con mucha expectativa la gestión de Néstor Kirchner y señala que "será eximido" si une desarrollo con integración social. Considera que el país está en deuda con los derechos sociales: "Estamos en una sociedad que ha perdido su apetito de igualdad". A su juicio los '90 dejaron como herencia "una lápida" que permite crecer sólo a quienes están parados sobre ella pero que sumergió a grandes sectores de la población. Con todo, el intelectual considera que no hay que perder la fe y recuerda que la Argentina supo salir en el pasado de situaciones similares. Admite que es necesario "limitar al imperio", en alusión a Estados Unidos, y que para eso hay que crear "grandes entidades regionales", como el Mercosur. El autor de "El orden conservador" estuvo en Santa Fe para disertar en la Universidad Nacional del Litoral sobre el 150º aniversario de la Constitución nacional, y concedió una extensa entrevista exclusiva a La Capital.
-¿Cómo ubica a la Argentina hoy, desde su perspectiva de constitucionalista e historiador?
-La reforma socialdemócrata supone la entrada en una república de la tercera generación de derechos. Los primeros son los derechos civiles, después los políticos y por último los sociales. Recién en 1983 tenemos conciliación constitucional, pero aquí viene la gran paradoja, como termina de señalar Luis Alberto Romero: por primera vez primera tenemos una democracia que nadie discute, pero en el marco de una sociedad que ha perdido su apetito de igualdad.
-¿Qué opina de la afirmación de Kirchner, que dice que la Argentina está sumergida diez kilómetros bajo tierra?
-La reflexión que hace Kirchner es la que está haciendo gran parte del país. Es bueno que se acepte la verdad, que el país está sumergido, la sociedad está sumergida. En el siglo XX, la sociedad argentina nunca ha estado peor que ahora, nunca los indicadores de desigualdad y desocupación han sido más contundentes. Aun en el período 1929-1930 no teníamos una situación como la que estamos viviendo ahora, porque las tasas de endeudamiento eran mucho menores.
-¿Y a qué conclusión llega entonces?
-A que la conjunción de deuda más el desmantelamiento que ha habido en la Argentina de esa mediación natural para la generación de empleo que es la industria, plantean problemas muy serios que no se pueden resolver en el corto plazo.
-¿Le parece atinada la opinión de Beatriz Sarlo sobre que hay un sector de la sociedad que quedó sumergido en los '90 al que será imposible rescatar?
-Eso también lo afirmé yo. En efecto, estamos diciendo que hay una lápida acá, que marca un fenómeno que es muy grave, porque hace que los que están parados arriba de esa lápida puedan ascender, pero los que están abajo no sé.
-¿Hay probabilidades de salir de semejante situación?
-Históricamente, antes del gran proceso de expansión argentina, el tipo de sociedad argentina que teníamos, retratado en el censo de 1869, no era idéntico pero sí análogo a éste, era una sociedad en la que los que ascendían pertenecían a un pequeño sector, pero luego de algún modo en los núcleos urbanos y en aquel segmento de la sociedad de origen gringo, inmigrante, esa fatalidad se rompe. ¿En qué medida vamos a poder llevar adelante eso? Hay una vieja palabra que se olvidó en la década del 90 que se llama desarrollo, un tema pendiente en la Argentina.
-¿Coincide con José Nun, quien sostiene que una medida necesaria es hacer desaparecer el Senado, porque allí llegan muchos que son designados en pequeñas provincias con fuerte presencia de caudillos?
-Eso nos llevaría a un debate muy interesante sobre el cambio en la forma de gobierno, mantener como gran legado de 1853 la declaración de derechos y garantías e ir a un régimen parlamentario o semiparlamentario. Es un gran debate que va a venir, pero creo que el problema del Senado -como lo dije en mi libro "El orden conservador"- es derivado. El problema es la hegemonía en las provincias. Tenemos un rosario de provincias que no practican la alternancia desde 1983. No estoy hablando de provincias chicas, sino de Santa Fe, por ejemplo, aunque aquí quizás no se produzca porque está vigente la ley de lemas, a la que critiqué severamente.
-¿La actitud hegemónica concierne sólo al justicialismo?
-No sólo al peronismo. Fíjese qué paradoja: el radicalismo no sufrió un nocaut, pero sí sufrió un cross a la mandíbula después de la crisis con Fernando de la Rúa. ¿Dónde mantuvo vigencia? En distritos chicos, como Río Negro, Chaco, Catamarca y posiblemente Chubut. Esto también indica que el resorte del poder de los partidos está en las hegemonías. Por eso si sacamos el Senado y mantenemos la organización federal es exactamente igual. Para eso hay que sacar la organización federal e ir a un régimen unitario, pero trate de sacar el régimen federal en la Argentina... Yo soy muy cuidadoso en eso, muy respetuoso, porque también debo entender que hay tradiciones históricas.
-¿Deberíamos fomentar una nueva generación de inmigrantes?
-Argentina tiene que despojarse de su orgullo blanco y reconocer que el futuro de las inmigraciones hacia nuestro país está en América latina. Hay que cambiar totalmente la perspectiva en materia educativa y volver a las fórmulas argentinas. Ahora se habla de la sociedad del conocimiento y el primero que habló sobre ella fue Domingo Sarmiento y yo creo que no hubiéramos tenido éxito en la incorporación de esas inmigraciones masivas de no haber sido por el sistema público de educación.
-¿La respuesta está entonces en el Mercosur?
-Hay un enorme debate mundial que refiere a cómo limitar al imperio, de eso se trata. Se están poniendo en marcha proyectos de reformas de las Naciones Unidas. Yo creo que las reformas van a ser consecuencia de que se constituyan en el mundo grandes entidades regionales. El Mercosur ofrecería una chance interesante, pero hay que ser honesto porque persisten los problemas de asimetría. Lo que está dando el mundo en el siglo XXI es la emergencia de naciones gigantes: China, India, Indonesia, Nigeria y Brasil pertenecen a esa escala.
-¿Qué es para usted el presidente Kirchner?
-Kirchner es para mí un presidente constitucional.
-¿Nada más que eso?
-Si logro que Kirchner sea un presidente constitucional, me sentiría muy satisfecho. Si logro que ejerza un liderazgo democrático, me sentiría muy satisfecho. Si logro que no caiga en ninguna tentación hegemónica, me sentiría muy satisfecho. Si logro que lleve adelante una sensata política para recuperar niveles de integración social, me sentiría todavía más satisfecho. Y si logro que Kirchner una esa política de integración social con una política de crecimiento económico, bueno, ahí tal vez podría obtener la eximición. enviar nota por e-mail | | Fotos | | "La sociedad argentina nunca estuvo peor", afirmó. | | |