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 lunes, 06 de octubre de 2003

Ghilioni: un pintor que se alinea en la mejor tradición rosarina
En su obra, donde mezcla símbolos y recuerdos, aparecen "trazos" de Grela, Ouvrard y Schiavoni

Fernando Farina / La Capital

En qué se parecen los gatos y los caracoles. Cómo se articulan flores, muñecas, ángeles y limones. Acaso contestando estas preguntas se pueda acceder a algunas claves de la pintura de Emilio Ghilioni, uno de los importantes artistas de Rosario, cuya obra desde hace años se construye como una conjunción de objetos, muchas veces presentados como si estuvieran suspendidos en el espacio.

Si se piensa a los cuadros como frases, donde cada objeto representado funcionara como palabra, la obra estaría simplemente funcionando como un diccionario. Un lugar donde nombrar. Pero se sabe, que no se trata de nombrar por nombrar, que hay claves que permanecen ocultas en la memoria.

La recurrencia es una manera de mantener la presencia de aquello que pasó, es que es evidente que reiterar un motivo hasta el cansancio, con terrible obsesión, es revivirlo, pero también es una forma de conjurarlo, de formalizarlo hasta el olvido. En esta extraña paradoja se juega el simbolismo del artista.

Así, los cuadros se convierten en campos, como si se tratara del inconsciente. Ghilioni revela sus visiones a través de pinturas sin representar el tiempo y en sectores ni siquiera el espacio.

El recuerdo funciona así como un todo que sucede en un presente perpetuo. Cada cuadro es la historia de la vida, pero no relatada en forma de narración sino expuesta a través de las figuras que persisten desde siempre.

Pero también hay mucho de pretexto, acaso porque en la obra de Ghilioni aparecen referencias a otras formas de pintar. En la pintura es posible seguir las huellas de Ouvrard, de Schiavoni, de Grela. Son los colores, las maneras de concebir la naturaleza muerta, las composiciones. No se trata de citas sino de una misma concepción, del gusto y en alguna medida también de la obligación de continuar un camino. Como sabiendo que hay mucho más que decir, que mostrar.

La exposición que acaba de inaugurar en el Centre Catala (Entre Ríos 761) reúne un conjunto de obras de los últimos años. En la muestra conviven pinturas de mayor tamaño, donde conviven estos objetos del recuerdo en planteos que ponen en evidencia la complejidad de la trama vital, con otras más pequeñas donde se producen simples diálogos, leves.

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Una de las pinturas del artista rosarino.

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