Sabores del mundo: El melocoton endulza a Venecia

Enrique Andreini / La Capital

Venecia, la ciudad de las góndolas, es uno de los destinos turísticos más importantes del mundo y el principal puerto del Adriático. Es una ciudad ubicada en el noreste de Italia, en la región del Veneto, en la laguna entre las desembocaduras de los ríos Po y Piave, en el extremo septentrional del mar Adriático.

Hay dos cosas que sorprenden de este conglomerado de más de 120 islas surcadas por los famosos "canales", los que durante siglos fueron sólo recorridos por las góndolas: su riquísimo ayer histórico y su hoy, novedoso y cambiante, que la convierten en una suerte de Novena Maravilla del Mundo.

La reina del Adriático está conectada por unos 400 puentes, muchos de ellos sólo pueden ser recorridos por los peatones y la memoria de sus habitantes, pues están prohibido los vehículos a motor, al igual que en los estrechos y sinuosos callejones que atraviesan la ciudad antigua.

Un aire de tragedia flota sobre la ciudad. Venecia, dicen los expertos, se hundirá lentamente, se transformará en la Nueva Atlántida. Pero mientras llega el inexorable día, continúa pletórica de belleza y contrastes.


Carnavales
Su carnaval, el más celebre de Europa, sigue siendo el símbolo de la elegancia, el romanticismo y el misterio. Sus máscaras, auténticas obras de arte, ocultan tal vez, el rostro de un enamorado furtivo. El mismísimo y envidiado Casanova, la recorrió hace ya algún tiempo a bordo de una góndola negra, en busca de amores perdurables o fugaces.

Su economía está basada fundamentalmente en el turismo. La ciudad también es famosa por los objetos de cristal, la mayor parte de los cuales se fabrican en la vecina isla de Murano.

Bella como pocas, su arquitectura transcurre entre el estilo bizantino reflejado en la catedral de San Marcos, comenzada a construir en el año 828, y el renacentista presente en los antiguos palazzos.

En la parte trasera del palacio ducal se halla el famoso Puente de los Suspiros, que conecta el palacio con la prisión pública por donde eran llevados los presos a los tribunales. Según se cuenta, aún hoy, es posible oír los profundos suspiros de los desgraciados reos.


Quesos, jamones y pescado
De su gastronomía supo decir el gran Hemingway mientras disfrutaba de su trago preferido en el reconocido Harry's Bar: "me deleita comer en las fondas que hay detrás del mercado, allí se encuentran los mejores quesos parmesanos del mundo y los jamones de San Daniele".

La base de su cocina es el pescado y los crustáceos del Adriático, el arroz y la polenta que llegó de Oriente, casi al mismo tiempo que arribó a España desde México.

Los exquisitos postres también tienen su lugar en la bella ciudad, sobre todo los suntuosos melocotones rellenos de garrapiñadas, helado y vino.