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 domingo, 05 de octubre de 2003

A cinco años
"Nunca voy a entender por que no condenaron al asesino", dijo el padre de Miriam Ruiz Díaz
Cree que se movieron influencias para dejar el caso impune

Jorge Salum / La Capital

Emiliano Ruiz Díaz debe ser un buen hombre. Hace cinco años un chico asesinó a su hija y a él todavía le duele su ausencia, pero no siente rencor ni deseos de vengar por su cuenta aquella muerte absurda. Aunque un juez absolvió al homicida y lo dejó libre, este entrerriano de 55 años que nació en Victoria y lleva tres décadas en Rosario trata de mantener la cordura. "Nunca voy a entender por qué no condenaron al asesino, pero no me queda más remedio que vivir con eso", dice cuando se cumplen cinco años de aquella tragedia.

Ruiz Díaz es el padre de Miriam, una joven de 24 años que murió el 4 de octubre de 1999. Miriam volvía junto a su pareja del Hospital de Niños y estaba a punto de bajarse de un colectivo de la línea 145, en Gutiérrez y Cepeda, cuando fue alcanzada por un balazo y se desplomó sin vida. En brazos llevaba a su hija Elizabeth, que en ese momento tenía 11 meses.

A Miriam la mató Walter Alejandro Paré, el Rusito, que por entonces tenía 16 años. Mucho después el juez de Menores Juan Leandro Artigas lo declaró responsable del asesinato, pero a principios de este año consideró que no era necesario condenarlo. Para el magistrado, el chico fue recuperado para la sociedad después de estar alojado en un Hogar de Menores de General Lagos.

El padre de Miriam todavía no logra entender el fallo de Artigas. "Yo no sé de leyes, pero cualquiera que haya pasado por una situación parecida a la de mi familia podrá entenderme", dice.

Nadie le saca de la cabeza que Paré contó con protección de gente poderosa. Ruiz Díaz cree firmemente en la intervención de una mano negra a favor del homicida porque sabe que su padre es un hombre vinculado a gente con influencias. "Es lo que más me duele, pensar que tal vez evitó una condena sólo por eso", confiesa.

Baraja nombres y los ámbitos donde se desempeñan las personas que pueden haber presionado a favor de un fallo absolutorio, pero opta por un silencio prudente. "No puedo decirlo públicamente porque no tengo pruebas", explica y prefiere cambiar de tema.

Ruiz Díaz no cree, además, que el asesino de Miriam se haya recuperado y que nunca más vuelva a delinquir. Dice que sabe bien de quién se trata, que conoce sus antecedentes y el ámbito donde se mueve, y que está convencido que algún día reincidirá. "Lamentablemente", dispara.


Las secuelas
Pero ahora que se cumplen cinco años sin Miriam enfoca sus esfuerzos en Clara, su mujer, y en sus nietos Jhonatan, de 11 años, y Elizabeth, de 6. El nene vive con él y su mujer, y la nena con el padre en Villa Diego. Emiliano los define como dos chicos "maravillosos" pero no deja de pensar en la falta que les hace su madre.

"Ellos no perdieron a una mascota, le mataron a la madre", dice y por un momento parece que va a quebrarse. Pero su voz se recompone y puede terminar la idea. "Mi esposa y yo perdimos a una hija, y mi otro hijo perdió a su hermana. No es fácil, pero tratamos de seguir adelante como sea", cuenta. Al parecer lo consigue con la fórmula de trabajar y trabajar todo el tiempo (lleva 25 años como portero del mismo edificio, en Italia y Wheelwright) y pensar en el futuro de los nietos.

"Jhonatan es muy cerrado, nunca habla de la madre y ni siquiera acepta que hagamos una misa para recordarla. Pero es un excelente chico", dice.Mientras tanto va a la escuela y eso a Ruiz Díaz lo llena de satisfacción, más allá de que no siempre las cosas van sobre ruedas. El y Clara, que tiene 50 años, tratan de procurarle todo lo que necesita y aunque no viven con ella, no olvidan a Elizabeth. "Siempre vamos a verla, o ella viene a casa. Estamos en contacto todo el tiempo y la verdad es que eso ayuda a olvidar lo que pasó con mi hija", confía. Pero se nota que es una forma de decir porque él en realidad no olvida.

Sus pensamientos apuntan a tratar de entender algo que para él es inexplicable: que el asesino de Miriam esté libre. "¿Puede ser que eso esté bien?", interroga con una sencillez demoledora. Si bien nunca intentó hablar con el juez Artigas, confiesa que si algún día lo tuviera frente a frente le diría sencillamente que a su juicio se equivocó. Y que no le perdona un gesto que tuvo días después de dejar sin condena a Paré: "Que haya ido a inaugurar un pabellón para menores detenidos en la ex jefatura de policía. Eso fue una cachetada más para toda mi familia".

Hace 20 años tuvo un infarto y eso no lo doblegó. Hace cinco perdió a Miriam y sigue de pie.

Emiliano Ruiz Díaz debe ser un buen hombre. Sólo hay que hablar con él para darse cuenta.

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