| domingo, 05 de octubre de 2003 | Aikido: Conciencia del movimiento El sistema locomotor del hombre está constituido por huesos, articulaciones, ligamentos y músculos. Su propósito es facilitar la estática y el movimiento en el tiempo y el espacio, sometida al campo de fuerzas de la gravedad terrestre. La estática y el movimiento, así como las funciones de otros órganos y aparatos, están regidos por el sistema nervioso central.
La información del medio ambiente y del propio cuerpo es captada por sensaciones (vista, oído, tacto, olfato, gusto, kinestesia). Son registradas en forma de impulsos eléctricos y conducidas por los nervios hacia la médula espinal y el encéfalo. Finalmente llegan al cerebro donde se integran las sensaciones corporales junto con las emociones y el pensamiento.
El cerebro procesa esta información y responde realizando acciones (mantenimiento del tono postural y ejecución de movimientos) que varían según la autoimagen.
El proceso de información-evaluación-respuesta requiere un aprendizaje que una vez estandarizado, se automatiza en patrones de conducta mentales y corporales.
El estrés, tanto físico como emocional y mental, alteran el funcionamiento del aparato locomotor. Aparecen dolores, contracturas, acortamientos de áreas corporales y trastornos de postura. La cronificación de estos síntomas provoca trastornos anatómicos (bloqueos y deformaciones articulares, distensiones y esguinces ligamentosos, artrosis articulares).
El aikido proporciona la posibilidad de modificar los patrones de conducta corporales inadecuados que provocan sufrimiento, por nuevas alternativas más saludables a través de concientización, aprendizaje y práctica. Se trata de un sistema educativo sobre uno mismo, que se apoya en dos conceptos fundamentales: movimiento y conciencia.
A partir de la idea de que los seres humanos (cualquiera sea su edad y condición física) tienen un potencial de transformación, el movimiento y la autobservación del aikido sirven como vehículo para desarrollar la habilidad natural de aprender, transformarse y seguir creciendo toda la vida.
El aprendizaje a través del sistema nervioso central puede realizarse de manera espontánea e intuitiva (como en las demás especies animales) o utilizando la experiencia personal.
Cada uno de nosotros actúa de acuerdo a una imagen de sí mismo o autoimagen que desarrolló con los años. Para modificar esa manera de actuar debemos modificar esa autoimagen, la índole de nuestras motivaciones y movilizar además todas las partes de cuerpo interesadas en ello. Nuestra autoimagen contiene cuatro componentes que intervienen conjuntamente, de manera variable en toda acción: movimiento, sensación, sentimiento y pensamiento.
El instructor da las consignas para la realización de movimientos sucesivos que el alumno realiza con plena atención en el trabajo, sin esfuerzo, sin exigencia y con placer.
El movimiento puede utilizarse para modificar la conciencia y asimismo la conciencia para modificar el movimiento. El aikido educa al hombre a través del movimiento, desde lo psicomotor hacia lo cognitivo y socioafectivo, y en función de un diseño de hombre con amplitud mental y emocional y físicamente adaptable a los cambios incesantes de la vida actual.
La concientización de los modelos de percepción y de acción agrega nuevas opciones para el cambio, que si son aceptadas por las personas, facilitan el cambio de sus conductas corporales, mentales, físicas y emocionales.
La otra metodología de trabajo propuesta por el aikido es la integración funcional. El profesor guía a su alumno en el conocimiento de su propio potencial motor a través de las indicaciones asociadas con los movimientos. Además le ofrece nuevas alternativas para mejorar su habilidad.
Estas sugerencias que son registradas por el cerebro, sirven para modificar patrones de comportamiento inadecuados impuestos durante años por el entorno, y acceder a un cambio de actitud obteniendo mayor control sobre sí mismo y seguridad en el accionar.
La experiencia adquirida durante las distintas etapas del proceso se graba en la memoria, modificando hábitos y creando nuevos patrones de movimiento. Beneficios * Evita el dolor a través del cambio de los hábitos de movimiento: postura psicofísica.
* Armoniza y adapta el uso de nuestro cuerpo al medio ambiente.
* Elimina la contracción y acortamiento crónico de nuestros músculos, brindando mayor libertad de movimiento.
* Adquisición de un mejor conocimiento de las sensaciones a partir del esqueleto, los músculos, los órganos y las funciones biológicas.
* Descubrimiento de las aplicaciones de las leyes de la gravedad, así como del mejor uso del esqueleto como estructura para el movimiento.
* Aprender a focalizar la atención en qué forma hacemos las cosas y no solamente en el logro de nuestras metas, sino en el aquí y ahora.
* Redescubrimiento del puro placer del movimiento concientizando las posibilidades y habilidades que no usamos habitualmente.
* Mejoramiento de la postura, el movimiento, el trabajo y las actividades diarias, en un estado de relajación y conciencia.
* Adquisición de flexibilidad, coordinación y eficiencia en los movimientos.
* Reducción de la tensión y la fatiga física, mental y emocional.
* Eliminación de restricciones al movimiento.
* Expansión de la conciencia y de la autoimagen; mayor seguridad personal.
* Aumento de la performance neuromuscular.
* Desarrollo de la atención, la sensibilidad y la coordinación.
* Aumento de la creatividad y el desarrollo personal.
* Restablecer el bienestar y la alegría de vivir.
El método de educación somática que propone el aikido, busca obtener un cuerpo organizado para moverse con el mínimo de esfuerzo y el máximo de eficacia, mejorando la conciencia de cómo funciona el aparato sensorio-motor, en lugar del uso del esfuerzo muscular.
Eduardo C. Colazo, instructor de aikido y terapias complementarias. [email protected] enviar nota por e-mail | | Fotos | | |