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 domingo, 05 de octubre de 2003

Signos de flaccidez
Cómo mejorar el rostro

Las dificultades que ofrecen la cara y el cuello para mantener su tono natural, suavidad, elasticidad y brillo, han sido siempre, un desafío para la dermatocosmética.

¿Dónde se evidencian más rápidamente, los signos de flaccidez? La zona periorbitaria, que incluye la caída de la cola de las cejas, los párpados superior e inferior con la aparición de las bolsas y acentuación de las ojeras. El descenso de las mejillas, que se traduce en la acentuación de los surcos nasogenianos y fundamentalmente en la alteración del marco de la cara.

El cuello es tal vez, de los sitios afectados, el que necesita con mayor rapidez los cuidados y tratamientos destinados a retardar este proceso. Aquí la flaccidez se manifiesta tempranamente con la hipertrofia de las glándulas sebáceas, lo que da un aspecto de "carne de gallina", luego aparece la acentuación de las arrugas horizontales y en algunos casos las "riendas", producto de la exposición de los músculos cutáneos del cuello.

¿Qué tipos de tratamientos existen en la actualidad?

Hoy existen tratamientos de altísima eficacia. Algunos están destinados a reponer los componentes naturales que intervienen en el sistema de sostén de la piel, otros tienen como función inhibir los factores que inciden en la producción de los signos de la flaccidez como las arrugas. En el caso de los surcos y depresiones por disminución del tejido graso, se utilizan sustitutos provenientes de la misma persona o sintéticos a fin de recuperar los rasgos naturales.

¿Cuáles son los tratamientos disponibles para cada zona?

Podemos dividir la cara y el cuello en tres zonas:

* Superior: comprende la región de la frente, periorbitaria y nariz.

* Media: mejillas y labios.

* Inferior: mentón y cuello.

El tratamiento del tercio superior es patrimonio del Botox (toxina botulínica). Muy pocas veces se logró un consenso de esta magnitud entre dermatólogos y cirujanos plásticos, siendo una práctica segura, confiable y de alta resolución en manos experimentadas.

En el tercio medio, las sustancias de relleno constituyen la herramienta fundamental en surcos, depresiones, alteraciones post traumáticas o simples asimetrías faciales. Los hay autólogos, el tradicional implante de grasa de la misma persona, y los heterólogos que son sustancias de origen animal (como el colágeno bovino, o el ácido hialurónico) o sintéticos que los hay en gran cantidad y aparecen siempre como las ideales, pero es precisamente esa gran cantidad disponible en el mercado lo que habla de que esa sustancia ideal no existe.

Conviene repetir hasta el cansancio que no existe en el país fabricación de materiales sintéticos inertes o naturales. Por lo tanto, se debe exigir la autorización para su uso en humanos de parte de la Anmat y la FDA.

Su aplicación debe ser realizada únicamente por cirujanos plásticos o dermatólogos experimentados, conocedores de la anatomía y la reacción que pueden provocar. El mejor consejo en estos casos es desconfiar ante una oferta de bajo costo.

En el futuro está gestándose una nueva esperanza como es la posibilidad de utilizar el colágeno de cada persona, cultivado y producido en el país por prestigiosos investigadores, a partir de tejidos extraídos con una semana de anticipación y que podrían guardarse por 10 años o más.

El tratamiento del tercio inferior, que puede incluir labios, perilabial, mentón y cuello, ofrece mayores posibilidades según las características individuales.

La zona labial y perilabial es habitualmente muy agradecida al uso de peelings de rejuvenecimiento, así como a materiales de relleno para mejorar volumen y forma de los labios, depresiones, alteraciones del marco de la cara y también a la aplicación de toxina botulínica.

El cuello puede mejorar utilizando medicamentos tópicos y/o a través de los peelings a lo que se puede sumar el Botox, siempre con máxima prudencia.

Nora Romero, Jefe de la sección dermatología del Hospital Escuela Eva Perón



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