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 domingo, 05 de octubre de 2003

El pensamiento lógico jaqueado por los que pueden "ver" el futuro
La precognición permitió a Verne anticipar el viaje de la Apolo 8 y a Jung afirmar la teoría de la sincronicidad

Ana María Bertolini

De los fenómenos psicológicos, el de la precognición es el más temido e inexplicable: se sabe que, especialmente en la juventud, muchas personas experimentan la capacidad de "ver" lo que está por suceder, lo que necesariamente pone entre paréntesis al libre albedrío y en aprietos al pensamiento lógico.

¿El futuro ya está escrito? De ser así, ¿es inmodificable o es posible, a la manera de los judíos, escribir y "sellar" un nuevo porvenir cada año? Si alguien prevé un accidente, ¿le es dado poder evitarlo? Pero si lo evita, ¿no será porque eso también estaba escrito?

Prever lo que aún no ha sucedido es una consigna inquietante, ya que esto significaría que de alguna manera el futuro está predeterminado, lo que además de chocar con la teoría de causa/efecto -base de nuestro sistema lógico- inclinaría al ser humano a no esforzarse. ¿Para qué, si todo está ya inscripto?

A los 16 años María B. le planteó a su profesora de psicología de la secundaria lo que le acababa de suceder: había "previsto" que su compañera Susana iba ser llamada a exponer sobre Freud, que en ese instante se desprendería un pedazo de cielorraso y que esto a su vez provocaría una ocurrente acotación de otra alumna.

"Freud reducía todo al aspecto sexual sin tener en cuenta que...", estaba diciendo Susana, cuando de repente cayó el cielorraso. "¿Vieron? El techo también tiene problemas con su libido", rió a su vez Cristina. Así tal cual lo había previsto unos minutos antes María B.


"Ya se te va a pasar"
Pero la respuesta que obtuvo de su profesora, fue lo mismo que la nada: "La precognición es un fenómeno parapsicológico, que es real, pero acerca de lo cual la psicología no tiene ninguna explicación", le respondió.

Y agregó a modo de consuelo que "lo que sí se sabe es que se da especialmente entre púberes y adolescentes y que rara vez es experimentado por adultos, así que ya se te va a pasar".

Treinta años después, María B. recordó que "en mi caso fue así tal cual, porque de chica eso me pasó como veinte veces y de adulta no me ha vuelto a suceder. Pero hasta hoy nadie me ha explicado por qué".

Sin embargo, aunque la precognición desarregle absolutamente nuestro sistema de creencias, existe. Se sabe que millones de personas la experimentan espontáneamente algunas veces.

Incluso, Nostradamus las plasmó en sus famosas "Centurias", y Julio Verne, en "De la Tierra a la Luna", anticipó con precisión el viaje que realizó la Apolo 8 en 1968.

A Carl Gustav Jung, el discípulo preferido de Sigmund Freud, los fenómenos paranormales no lo inquietaban demasiado, más bien contribuían a fortalecer su tesis acerca de la sincronicidad.

De acuerdo a esto, el espacio y el tiempo serían sólo preconceptos condicionados por la psique y las captaciones supranormales no hacían más que atravesar el universo físico, conectándose con un universo mayor, el de los arquetipos.

En la sincronicidad no opera la secuencia causa/efecto, ya que se trata de dos procesos diferentes en simultáneo, es lo que la gente común llama "casualidad" pero que Jung adjudicaba a una correlación sincrónica entre lo de arriba y lo de abajo. (Télam)

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