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 domingo, 05 de octubre de 2003

Memoria
Virginia Bolten, esa mujer de palabra enérgica

Diego Veiga / La Capital

Virgilio Británico Bolten falleció el 2 de junio pasado a los 81 años. Era traductor e intérprete de inglés y hasta sus últimos días no dejó de pasar horas frente a la computadora chequeando los e-mails que le mandaban amigos. Este dato ya lo diferenciaba de muchas personas de su edad, pero hubo algo en él aún más interesante: fue el último sobrino directo de Virginia Bolten, la mujer que encabezó la primera marcha que se realizó en Rosario para conmemorar el Día del Trabajador, el 1º de mayo de 1890.

  De ella había heredado un espíritu contestatario y rebelde y no vacilaba a la hora de definirse como "un progresista". "Mi tía no dudó en luchar por más libertad para los obreros de esta ciudad";, le dijo a La Capital algunos meses antes de su muerte y cuando evocó la gesta que había encabezado Virginia 112 años antes.

  En un extenso reportaje, Virgilio había recordado los primeros días de la vida de su tía, una mujer que lideró marchas, huelgas y hasta el periódico "La voz de la mujer", una publicación que se ufanaba de tener el eslogan "Ni Dios, ni patrón ni marido".

  Sin dudas, Virginia Bolten fue una mujer especial. Es más, un enviado del gobierno de Julio Argentino Roca que realizó un relevamiento de las condiciones en las que se encontraban los trabajadores rosarinos a fines del siglo XIX se sorprendió al conocerla y escribió en su reporte: "Hay en Rosario una joven puntana de palabra enérgica y dominante que arrastra a las multitudes, es más enérgica que Luisa Michell" (heroína de la Comuna de París en 1871).

  Virgilio tenía el rostro afilado y unos penetrantes ojos azules que denotaban a las claras su indudable descendencia germana. Y precisamente de aquellas tierras había llegado el primer Bolten, de quien Virgilio no recordaba su nombre, por lo que cada vez que se refería a él prefería identificarlo como "el viejo", o simplemente "el alemán".

  Según la historia que narró cuando dialogó con este diario, la llegada de los Bolten a estas tierras se produjo "cerca de 1850". "Mi abuelo (el padre de Virginia) llegó a Chile escapando del régimen militarista alemán. Era un estudiante que tenía ideas contrarias a los germanos, por lo que fue perseguido y tuvo que emigrar", había recordado.

  De acuerdo con este relato, "el alemán" llegó a Chile, desde donde se trasladó a la Argentina. En su sangre traía el germen del espíritu contestatario y rebelde que heredaría su hija Virginia, que en los albores del siglo XX no dudaría en alzar su voz para reclamar por los derechos de los trabajadores de la refinería Argentina de Azúcar.

  "El viejo llegó a San Luis cruzando la cordillera y consiguió trabajo en una gran estancia que era propiedad de la familia Sánchez", había asegurado Virgilio. Allí, "el alemán" conquistó el corazón de "la hija del patrón, Dominga Sánchez", se casó con ella y tuvo cuatro hijos: Dominga, Enrique, Virginia y Manuel, este último fue el padre de Virgilio.


Una infancia difícil
El matrimonio de "el alemán" y Dominga Sánchez no fue fácil. "Eran el agua y el aceite", aseguró Virgilio. Tantas diferencias hicieron eclosión y la separación llegó como un final anunciado. "El alemán y Dominga partieron de la estancia y los cuatro hijos adolescentes quedaron solos en el campo", señaló Virgilio.

Los hermanos Bolten se quedaron en San Luis por un tiempo y luego decidieron emigrar. Fue así que Manuel y Dominga recayeron en Rosario, al tiempo que Enrique y Virginia "se volvieron más bohemios y recorrieron más lugares".

Lo cierto es que las crónicas de La Capital del 2 de mayo de 1890 dieron cuenta de que la columna de personas que marchó por primera vez en Rosario para conmemorar el Día del Trabajador estuvo encabezada por Virginia. Llevaba una bandera negra con letras rojas que rezaba: "1º de Mayo-Fraternidad Universal".

De acuerdo con el relato que había narrado su sobrino, Virginia se radicó en el barrio obrero que se había levantado en las cercanías de la Refinería Argentina de Azúcar, una gran planta industrial que se inauguró en 1889 y que dio origen al actual barrio Refinería.

"Mi tía empezó a trabajar en la refinería y se opuso a la patronal por las injusticias a las que sometían a los empleados. Trabajaban de sol a sol y ella empezó a arengar a todos para revertir esa situación", recordó Virgilio, al tiempo que admitió que por esos años "era muy difícil hablar de sindicatos y de defensa de derechos. El que protestaba por algo era considerado anarquista y había que meterlo preso", indicó.

Y así fue. Virginia Bolten fue detenida por distribuir "propaganda anarquista"; entre los trabajadores de la refinería, pero un día después estaba encabezando la primera marcha de un 1º de mayo.

"Creo que Virginia tenía ideas adelantadas para su tiempo, no era anarquista, lo único que hizo fue luchar por más libertad para los trabajadores", consideró Virgilio.

Fue encarcelada, perseguida y tuvo que marchar al exilio. Se refugió en Uruguay allá por 1902, pero hay historiadores que la ubican liderando una huelga de choferes de Tranways de Rosario un año después.

Se erigió como una voz contestataria en el corazón del barrio Refinería y hace 113 años, no dudó en encabezar la primera marcha para conmemorar el Día del Trabajador.

Su sobrino sentía un gran orgullo por ella. "Siempre consideré que lo que hizo mi tía estuvo bien. Yo también soy un poco como ella. Nunca fui conservador, es más, me considero un progresista", le dijo a este diario unos meses antes de su muerte. Y este artículo no hace más que rendirle un pequeño homenaje.

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