 | lunes, 22 de septiembre de 2003 | Un Chelito a la mexicana Mariano Bereznicki / La Capital Quién diría que conservaría su desfachatez intacta a la hora de desenvolverse en otras latitudes. Ni el fútbol moderno pudo modificar su manera de divertirse dentro de una cancha. Conservó esa picardía de potrero de la que sólo unos pocos son acreedores con semejante atributos. Tanto por fuera como por dentro, sigue conservando sus raíces que mamó desde la cuna en su querido barrio Las Flores, donde la marginalidad es moneda corriente. Su presente está enclavado en el superpoblado Distrito Federal de México, donde el delantero César Delgado, que nació en Alianza Sport y se crió en Rosario Central, continúa flasheando, no sólo a su actual club Cruz Azul sino a todo el suelo azteca con sus gambetas y goles. El Chelito paró la pelota y habló de varios temas en una entrevista exclusiva con Ovacion,.
—¿Cómo te recibieron al principio?, te lo pregunto porque casi se cae la transferencia a último momento cuando te surgió una chance para ir a Italia.
—Tanto el periodismo como la gente de Cruz Azul estaban molestos porque es cierto que había una posibilidad para ir al fútbol italiano. Pero la última palabra la tenía yo y decidí venir a México. No es que tampoco deseaba jugar acá como se dijo en algún momento. Simplemente que como había surgido esa chance se generó un poco de confusión.
—¿Lograron entenderte después?
—Sí, hablando con ellos les expliqué lo que verdaderamente había pasado y cuál era mi pensamiento. Además les aclaré que la nota (referida al pase a Italia) que había salido en Olé estaba mal hecha. Entonces se aclaró todo.
—Y ahora te deben tener como a uno de los ídolos porque estás jugando muy bien.
—No, no es tan así. Aunque sé que los hinchas de Cruz Azul me quieren mucho por lo que vengo haciendo. La verdad es que me tratan muy bien en todo momento.
—Pero no vas a negar que la estás rompiendo.
—Sí (risas). Por suerte me están saliendo muy bien las cosas. La verdad es que nunca imaginé que me iría tan bien de entrada. Sabía que la adaptación iba a ser difícil, pero todo fue muy sencillo.
—¿Pensás que por la manera que tenés de sentir y vivir el fútbol la adaptación no te costó tanto como a otros jugadores?
—Puede ser. Lo único que hago es tratar de jugar bien y de adaptarme a cualquier cosa. Por ahí, antes de venir todos me decían que me costaría vivir acá, más que nada por el tema de la altura. Pero como dije, gracias a Dios todo me salió muy bien de entrada.
—Además se nota que a los defensores rivales les agarraste la mano enseguida.
—Sí. Por ahí te pegan un poco, pero ya sé cómo me van a salir o a marcar.
—¿Ahora te marcan un poco más?
—Sí, muchísimo más. Cuando empecé a jugar tenía más libertad. En cambio ahora, cuando agarro la pelota, tengo dos tipos encima enseguida y te ponen la pierna un poco más fuerte.
—¿Son de pegar mucho?
—Bastante, diría.
—¿Y el nivel de juego?
—Es parecido al argentino. Pero es más lento a la hora de tener y hacer circular la pelota. Allá te presionan mucho más que acá.
—Eso te favorece porque te permite hacer tu juego con más libertad.
—Sí, seguro. Me favorece mucho.
—De los jugadores que viste, ¿cuál te sorprendió más?
—La verdad, primero trato de hacer bien las cosas yo. No me fijé en los demás. Pero acá hay muy buenos en todos los equipos y pueden jugar en Europa tranquilamente.
—¿Cruz Azul es más grande de lo que parece?
—Sí, es una institución seria y grande. Además tiene muchas cosas buenas y lindas. La verdad es que me sorprendió un poco.
—¿Y para qué están esta temporada?
—Para pelear el campeonato. Por ahí perdimos dos partidos seguidos, pero trataremos de sacar el equipo adelante porque tenemos buenos jugadores.
—¿Cuando pierden, la gente mete presión como acá?
—No. Es más, cuando salimos de la cancha nos piden autógrafos. Es distinta la pasión que siente el hincha enviar nota por e-mail | | Fotos |  | En la selección frente a los venezolanos. | | |