| sábado, 20 de septiembre de 2003 | El aumento de la producción sojera podría impulsar inversiones La nueva frontera de la industria aceitera Héctor Autino, de Asaga, consideró que en Argentina deberá aumentar la capacidad de molienda El crecimiento de la producción de soja, que está a un tris de superar las 40 millones de toneladas, representa un desafío "aguas abajo". En el caso de la industria de procesamiento de oleaginosas, si se mantienen condiciones de mercado internacional que hoy parecen estructurales, el esfuerzo de acompañar el crecimiento agrícola podría impulsar una nueva generación de inversiones en plantas y puertos. Héctor Autino, miembro de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Grasas y Aceites (Asaga), especialista de larga trayectoria en el sector, señaló que en los últimos años el ajuste en la capacidad de procesamiento se produjo a partir de mejoras tecnológicas en las instalaciones ya existentes pero anticipó que las previsiones para el futuro determinarán la necesidad de generar nuevas plantas.
-¿Las perspectivas de crecimiento de la producción de soja llevarán a una nueva etapa de inversiones en el sector aceitero?
-La producción de oleaginosas en Argentina tuvo en los últimos años un crecimiento vertiginoso. El girasol tuvo un declive pero la carrera de la soja parecería no tener límite. Esto hizo que la capacidad instalada de las plantas aceiteras crecieran de 66 mil toneladas por día desde el 96/97 a 95 mil en la actualidad, un 44%. También se creció en el factor de utilización, que en el año en curso va a estar en 90%. Las plantas hoy tienen utilización permanente, casi 330 días al año sin parar , con un alto índice de eficiencia basado en tecnología de punta y mantenimiento cada vez más confiable, que hace que el índice de fallas sea cada vez menor. Pero tomando la capacidad de molienda anual, que estuvo en 2002 en alrededor de 26 millones de toneladas, y los valores de exportación argentina de oleaginosas, es de esperar que la capacidad instalada tenga que seguir creciendo.
-¿Este aumento vendrá por ampliaciones y mejoras tecnológicas en las plantas existentes o por la construcción de nuevas plantas?
-En estos últimos años lo que se hizo es tratar de revampear (incrementar la capacidad de molienda) en las plantas existentes, aumentar su capacidad de producción a través de variantes tecnológicas, sin tener que incurrir en grandes inversiones. Pero dentro de la industria, hay una idea muy firme de crecer en capacidad instalada, generando nuevas plantas de procesamiento. Aún no se ha concretado ningún proyecto como planta nueva pero hay rumores muy fuertes. Si estamos infiriendo que en la próxima campaña los 35 millones de toneladas pueden ser 38 millones, la capacidad actual no sería suficiente para soportar este incremento. Entonces, las posibilidades serían exportar más poroto tal cual (este año se exportarían 7 millones de toneladas de poroto) o, lo que es mejor, tratar de industrializar la mayor parte en Argentina.
-¿Cuánto tendría que incrementarse esta capacidad?
-Estas 95 mil toneladas por día pueden llegar a crecer entre un 10 y 15% en el corto plazo. Obviamente, si la producción sigue creciendo, ese aumento debería ser tal vez de 20 ó 25% para seguir conteniendo el crecimiento productivo. Se van a necesitar nuevas plantas de crushing, en las mismas ubicaciones de las empresas que participan e el mercado o en otras localizaciones.
-¿Se harán en los puertos o se correrá la industria hacia el interior, siguiendo la expansión de la soja?
-La tendencia de las empresas ha sido concentrar su producción en la zona de puertos para poder moler y despachar el subproducto en forma directa. En las zonas de producción creció cada vez más la capacidad de almacenaje con nuevos silos. La mayoría de las empresas localizadas en esta zonas tienen centros de acopio en las provincias el NOA. Por lo tanto, la producción confluye a estos centros y después la tendencia es a despachar vía ferrocarril.
-Las plantas ubicadas en la zona de Rosario son las de mayor capacidad de molienda en el mundo. ¿Ese es el techo para la próxima generación de industrias?
-La industria aceitera argentina cuenta con las plantas de mayor tecnología a nivel mundial. Los dos principales proveedores de maquinarias y sistemas para la molienda de oleaginosas tienen instalados aquí los modelos de extractores más grandes. Nos visitan tanto americanos como europeos para poder observar la magnitud de estos equipos. Porque ellos realmente no tienen idea de manejar en un solo extractor entre 8 y 9 mil toneladas día. Obviamente que siempre estamos tratando de optimizar las condiciones de proceso. Las nuevas plantas van a ser de una capacidad de elaboración semejante a las más grandes que hay en la actualidad y con todas las mejoras que se introducen año tras año.
-¿Brasil y Estados Unidos equipararán esta capacidad unitaria?
--Brasil está siguiendo los pasos de Argentina. Si bien son plantas mediterráneas, ya hay instalaciones de más 3 mil toneladas y se está pensando en 5 mil. En Estados Unidos, la más grande es de 5 mil toneladas por día. A distingo de Brasil, donde hay posibilidad de seguir ampliando porque la producción crece a pasos agigantados, en EEUU la capacidad de producción de soja está un tanto estancada. Por eso quizás no se prevea un gran aumento en capacidad de crushing, pero las plantas existentes son de última tecnología.
-¿Además de ampliar la capacidad de crushing, qué se ha hecho para responder a las nuevas exigencias de los mercados consumidores?
-Esto es realmente importante porque a los requerimientos mínimos de los compradores de harinas y pellets, que se circunscribían antes a lo que es contenido de humedad, materia grasa y proteína, hoy se agrega que nos están exigiendo garantizar la calidad de proteína, de modo que el productor de alimentos balanceados pueda transformar esa proteína en una mayor y mejor producción de carne. Hoy por hoy la mayoría de las plantas del cordón industrial tienen la capacidad de producir una gama importante de variedades de harinas y pellets, en lo que hace a la calidad. Y todas están trabajando en producir harinas de alta proteína.
-¿Cómo es ese proceso?
-La harina de alta proteína se obtiene descascarando el grano de soja y transformando esa cáscara en pellet de cáscara, que tiene un uso específico. Retirar la cáscara involucra disminuir el tenor de fibra y aumentar el contenido de proteína y tener mayor rendimiento para la alimentación animal. De todas maneras, la soja argentina se caracteriza por tener un contenido proteico más bien bajo. Se están desarrollando variedades que intentan maximizar el contenido de proteína en la semilla tal cual. Por variedades y factores climáticos, Brasil y Paraguay pueden tener harinas de alta proteína de 48% y más. En cambio, hoy Argentina vende máximo 47%. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Héctor Autino, director de Asaga. | | |