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 miércoles, 10 de septiembre de 2003

Doce años de prisión por asesinar a un vecino de un disparo por la espalda
Confirmaron la pena contra Sergio Duarte por el crimen de Víctor Gómez, ocurrido en noviembre de 2000

Sergio Damián Duarte fusiló a su vecino e histórico rival Víctor Alejandro Gómez de un tiro en la cabeza que le efectuó por la espalda, cuando el muchacho estaba indefenso y no tenía forma de adivinar que iban a tirarle a matar. Ocurrió luego de una discusión que tuvieron ambos al cruzarse en la zona de Einstein y Magallanes, donde la vieja enemistad que separaba a sus familias se interpuso entre ellos la madrugada del 11 de noviembre de 2000. La condena a 12 años que le impusieron a Duarte por el homicidio está agravada por el uso de un arma de fuego y, pese a que intentó que se la rebajaran, fue confirmada por la Cámara Penal.

Duarte pidió a través de sus abogados que le bajaran la condena a diez años de prisión, pero los jueces de la Sala IV de la Cámara de Apelaciones entendieron que el crimen podría haber sido sancionado aún con más dureza porque rozó la alevosía, aunque esa hipótesis no se planteó dentro del proceso. Por eso mantuvieron intacta la pena que cinco meses atrás le impuso el juez de Sentencia Luis Giraudo.

Cuando el Ojón Duarte intercambió insultos con Gómez -que tenía 24 años, tres más que él- estaba junto a un pibe llamado Chana. Gómez también iba acompañado por un menor, Pichi, que adujo problemas de memoria para contar ante los jueces cómo mataron a su amigo. Gómez y Duarte primero discutieron y después se alejaron en direcciones opuestas, ambos secundados por sus acompañantes. Duarte caminó un par de pasos y de repente se dio vuelta e hizo desplomar a su adversario de un tiro en la cabeza.

"Lo agarraron a tu hermano de atrás, entre el Pichi y el Ojón, y le pegaron un tiro por la bronca que hay", le dijo una mujer al hermano de la víctima cuando el episodio causó revuelo entre los vecinos, a las 3 de la madrugada de aquel día. Un chico menor de edad que presenció el suceso desde la ventana de su casa permitió esclarecer el caso.

Para los camaristas Guillermo Fierro, Rubén Jukic y Antonio Paolicelli, Duarte no merecía consideraciones porque actuó con frialdad ante su vecino, que "en modo alguno podía esperar semejante reacción". El hecho de que matara a su víctima con un arma de puño y no por otros medios no fue un detalle: una ley del 22 de septiembre de 2000 agravó los delitos cometidos con armas de fuego y por eso a Duarte le imputaron un homicidio calificado por el uso de arma.

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