| miércoles, 10 de septiembre de 2003 | Una jubilación que no llega Al largarse la carrera cada corredor pedestre sabía a cuántos metros se encontraba la línea de llegada, pero alguien trampeó, corriéndola mucho más adelante en el transcurso de la corrida. No conforme, también embarró la cancha. Y al arribar a lo que antes era llegada, caían empantanados de barbijo al suelo. Muchos de nosotros que trabajamos toda la vida, esperando jubilarnos a los sesenta, en el pantano nos hallamos ahora sin trabajo y comiéndonos lo que poseemos, en caso de tenerlo. Cinco años son sesenta haberes que nunca más cobraremos, a pesar de haberlos ganado. Mientras que los que levantaron su mano aprobando el decreto durante el gobierno de Menem, gozan o gozarán de jubilaciones de privilegio. Necesitamos que nos jubilen por lo menos a los que nos hallamos en dicha franja. Los más jóvenes al menos saben desde el principio cuál será su línea de "llegada". Para nosotros, fue muy engañoso. Nos sentimos estafados. Si nosotros somos iguales a los que levantaron sus manos: ¿habrá algunos más iguales que otros?
DNI 6.051.844
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