| domingo, 07 de septiembre de 2003 | D'Alessandro fue el conductor del equipo El Chelito Delgado lo siguió en el orden de méritos Andrés D'Alessandro volvió a convertirse en el conductor futbolístico del equipo de Marcelo Bielsa que dejó escapar increíblemente el triunfo y terminó empatando 2-2 con el seleccionado de Chile.
Un escalón más abajo de lo hecho por D'Alessandro, figura el ex delantero de Central César Delgado (actualmente en Cruz Azul, México), a quien no le pesó su estreno en competencias oficiales con la camiseta celeste y blanca.
El análisis individual es el siguiente:
Cavallero: No se le puede achacar responsabilidad en los dos goles chilenos, pero tampoco brindó seguridad con sus salidas y no tapó ninguna pelota complicada.
Vivas: Empezó bien y luego se fue desdibujando. Fue desbordado en varias ocasiones por Reinaldo Navia y Mauricio Pinilla (quien fuera por su sector) en la segunda parte.
Ayala: De lo más firme en defensa, solamente por el hecho de que sacó y despejó de cabeza más que sus compañeros de zaga. Cuando en el segundo tiempo le tiraron pelotas largas no pudo con la velocidad de los chilenos.
Samuel: ¿Qué quedó de aquel impasable defensor de Boca? Más que Mariscal del área, se transformó en compadrito y rubricó una pésima actuación, con una merecida tarjeta roja por pisotear a Jorge Acuña, en el final.
Zanetti: No aportó casi nada en los 30' iniciales, aunque luego que Argentina se puso en ventaja comenzó a hacer pesar su despliegue de ida y vuelta por el costado derecho. Redondeó una buena perfomance, aunque sin lucir.
Verón: Demostró su pegada y categoría y además le entregó ese plus de sacrificio que se le venía reclamando. Con más de la mitad del público resistiéndolo, el volante se ubicó con criterio, cortó y distribuyó con corrección y fue útil en las maniobras de ataque.
Cristián González: Al margen del gol, nunca se erigió en salida por su sector y alternó buenas y malas en la marca.
Aimar: La innegable capacidad de conductor con algunos altibajos. Sin embargo, se hizo necesario cuando Chile había conseguido el 2-2, pidiendo juego y mostrándose como alternativa. En el gol definió con clase.
Delgado: Un debut oficial con todas las luces. Nunca se escondió, avanzó por los dos costados y también pudo haber convertido si Tapia no acreditaba dos atajadas de ensueño en la segunda mitad. El ex Central justificó su inclusión como titular.
Crespo: Lo mismo que se le cuestionaba a Gabriel Batistuta termina padeciéndolo el flamante delantero del Chelsea inglés. Es que Valdanito jugó como lo hacía el máximo goleador de la historia de los seleccionados argentinos. Muy solo, con poco apego a recuperar pelotas que no pasen por el área y con el fuego sagrado de los artilleros totalmente apagado.
D'Alessandro: Destacado como el mejor valor argentino. Porque jugó e hizo jugar a sus compañeros, porque asistió en las dos maniobras que culminaron en gol y porque, fundamentalmente, se erigió en el compañero ideal de Aimar para elaborar las llegadas argentinas. Es cierto que no lució con todo su fulgor en el segundo tiempo, pero también lo es que nunca se resignó y siempre pidió la pelota.
Almeyda: Reemplazó a Verón y tuvo como misión contener a un Chile que se venía en procura del empate. Y en esa función no aportó solidez y equilibrio a un mediocampo perdido. Además regaló una pelota increíble que devino en el tanto definitivo de Navia.
Saviola: Entró por el intrascendente Crespo, pero no alcanzó a gravitar. (Télam) enviar nota por e-mail | | Fotos | | El Chelito Delgado estuvo cerca de convertir. | | |