| domingo, 07 de septiembre de 2003 | Esto es un viva la pepa Los vecinos que viven en el radio céntrico deben soportar un rosario de atropellos por parte de quienes supuestamente deben regular y proteger los derechos ciudadanos. A las quejas de conciudadanos que hablan de las jaurías salvajes que recorren las calles, los cirujas, vendedores ambulantes, mendigos, refugiados y nativos, instituciones financieras tapiadas, veredas rotas y otras calamidades, voy a agregar otro eslabón a esta cadena de injusticias: la esquina de 1º de Mayo y Rioja, a cien metros del Concejo Municipal y el Monumento a la Bandera, es tierra de nadie. Las dos ochavas del oeste son productoras de ruidos molestos con escandalosos parroquianos. El boliche abre sus ventanas e invita a los vecinos a participar obligadamente de los recitales de bandas que actúan sin ningún tipo de control sonoro, fiscal ni moral. El bar que ocupa la planta baja del edificio Leblon tiene autorización para funcionar como negocio de venta polirrubros. Misteriosamente aparecieron sillas altas y mesas al estilo americano y venden bebidas alcohólicas a jóvenes, menores incluidos. Además, en la plaza que ocupa la ochava norte se pueden ver escenas propias de las películas de terror, con menores drogados.
Ismael Correa
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