| domingo, 07 de septiembre de 2003 | Rubén Chihade: Escribir para no morir del todo Poesía. Y ceremonias. Rubén Chihade. Libros de Tierra Firme. Buenos Aires, 2003. 48 páginas Concepción Bertone "Y ceremonias" es un libro importante de un verdadero poeta. Es un libro muy maduro para ser un último libro, Y sin embargo, es un libro que apunta a una mayor madurez que esa. Que madura en cada relectura y me dice que lo breve no abrevia nada. Que enfrentado con su lenguaje, Rubén Chihade mostraba su fuerza sin forzar ninguna cosa: así como suavemente posado sobre una frágil ramita la mirada del pájaro que hay en el hombre que mira como un poeta liberado del hombre, cuando escribe, cuando se enfrenta con su lenguaje. Y no es solamente una fuerza prosódica de un vuelo versicular. Es la fuerza de un distanciamiento que logra una vastedad sentimental "como la mirada de un pájaro sobre el mundo".
Cada poema es un deseo no saciado, una insatisfacción donde su verdad -"su verdad solitaria"- se ahoga sin un reproche, sin un dejo de rabia o de lamento vano o egoísta. Hay algo verdaderamente grande y sublime, naturalmente grande y sublime en este libro. Quizás porque carece de un delirio de grandeza este libro tiene esa gracia que toca y no se va: en él, la melancolía por la justicia debida roza la historia; Chihade no la cuenta, no la contabiliza como Debe y Haber. La vida es un rito sagrado que se dice a los amigos. E1 amor es el Ser olvidado cuando el amor deja de ser. El olvido, el recuerdo de su ser olvidado por el amor. La ausencia o su hueco lleno de recuerdos.
Estos poemas como su autor no son una pose sino una postura natural que me dice, en mi entretejer mis palabras con la de él: acaso escribimos para no morir del todo, para que la muerte nos devuelva nuestra presencia despreciada en su esencia cuando estaba y era cuerpo y sentimientos, bondadosamente, apasionadamente, íntegramente entregados a cierta empecinada ingratitud que valora la pose y devalúa el ser que es como es hasta que ya no está. Pero la "Y" del título del libro. La conjunción "Y" cuya latina y vieja acepción fue "Et" que significa yo, incluso también, aun: me dice que aunque Rubén Chihade no la pensó así ex profeso ni veladamente como un símbolo de un "yo también, de un yo aun", está en este libro ese espíritu en un entrelineado; yo soy, yo fui, yo seré parte del rito, de la ceremonia de no olvidar a los que murieron como yo muero, por lo que yo viví. Tardío pero correspondido amor con el lector, que madura con las relecturas en una espaciosidad real, en ese algo verdadera y naturalmente grande que hay en él.
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